Promuevo el cabildeo político; creo firmemente que, a través del diálogo proactivo, se construyen nuevos escenarios en donde las buenas políticas públicas rinden frutos. En independencia de lo anterior, considero que el trabajo realizado a través de alianzas regionales proporciona mayores certezas a los ciudadanos.
Es un hecho que ningún país puede trabajar aislado. La globalización aún es el modelo operativo y más en un mundo en crisis que proyecta debilidades en cuatro vectores: situación económica, política sanitaria, seguridad y medio ambiente.
Para ilustrar lo anterior con nombre y apellido les comparto lo siguiente: tenemos una crisis inflacionaria, una pandemia que no acaba de extinguirse, una guerra entre Rusia y Ucrania y un calentamiento global que se agrava día con día.
En consecuencia, para resolver los temas planteados, se requieren líderes profesionales en el ámbito político que devuelvan la confianza al ciudadano y que se enfoquen en lo relevante y no en lo ideológico.
Bajo el marco anterior, es que se desarrolla la Cumbre de las Américas, teniendo como sede, la ciudad de los Ángeles California y que ha tenido grandes menciones en los medios de comunicación y no por los temas que deben resolverse en común, si no por las ausencias de algunos líderes latinoamericanos motivadas por exclusiones de algunos miembros de la misma.
El departamento de estado y la diplomacia americana decidieron no invitar al Summit, a Venezuela, Cuba y Nicaragua, y esta decisión provocó nueve ausencias, marcó la agenda en lo negativo y opaca el trabajo productivo en los temas ya descritos.
La pregunta aquí es: ¿en dónde están las motivaciones para trabajar en coalición?, y otra más… ¿la reunión es para dirimir temas afines o es para demostrar solidaridades que no tienen sustento?
El presidente Joe Biden, al ofrecer el discurso de apertura, a los 31 países asistentes, ha dicho que la democracia en la región no es una solicitud, es una exigencia y afirma: “La democracia es el sello distintivo de la Carta Democrática Americana que surgió de la tercera cumbre y que capta nuestro compromiso único con la democracia de la región.”
“La democracia está siendo atacada en todo el mundo y renovamos nuestra convicción de que es el rasgo definitorio de América”.
La postura de Biden apunta a que el continente americano debe tener como carta credencial un gobierno democrático para entonces dirimir, entre iguales, los grandes problemas regionales.
Se propuso en el primer día de actividades, una alianza comercial, una agenda de cambio climático, un programa que apoye la seguridad y una estrategia migratoria; en esta cadena de co-participaciones, cada país debe poner su parte.
Un tema más a destacar es la intención como bloque americano de generar empleos para fortalecer a cada país, lo cual habla de un espíritu inversor para el progreso.
Las ausencias sin duda comunican y la nuestra, siendo Estados Unidos nuestro mayor vecino, trasmite mucho.
No se deben construir estereotipos que después costará mucho eliminar.
Nos encontraremos más adelante.