Le hice la siguiente pregunta a Chat GPT: ¿Chat GPT amenaza la propiedad intelectual?
Y su respuesta fue la siguiente: “Chat GPT en sí mismo no amenaza la propiedad intelectual, ya que es una herramienta de procesamiento de lenguaje natural que no tiene la capacidad de poseer o reclamar derechos de autor. Sin embargo, el uso del chat GPT para producir contenido que infrinja los derechos de autor o para plagiar obras existentes podría ser considerado una amenaza para la propiedad intelectual”
Traté de replicar el ejercicio en Google, y busqué el siguiente término “Tik Tok y la propiedad intelectual”. Los primeros resultados que lanzó la primera página de respuestas de Google fueron una serie de hipervínculos al centro de soporte de Tik Tok con el objetivo de esclarecer conceptos y políticas acerca de la postura de la plataforma frente a este polémico tema. En resumen, Tik Tok afirma estar en contra de las infracciones de propiedad intelectual y en caso de recibir una notificación de infracción, lo más sencillo es que los creadores se arreglen entre ellos.
En la era digital actual, remezclar contenido se ha convertido en una parte integral de nuestra cultura. La tecnología ha permitido que podamos crear, compartir y consumir contenido de manera más rápida y accesible que nunca. La demanda por contenido de gratificación inmediata cada vez es más alta mientras la atención del usuario decrece año contra año, y un estudio de Microsoft del 2015 confirmó que el humano tiene una capacidad de atención menor al de un pez dorado alcanzando apenas los 8 segundos. Creas o no en la metodología que usó Microsoft para sacar estas conclusiones, solo basta con hacer un ejercicio de manera individual para que midas los segundos que pasas “escroleando” en el feed de Instagram hasta que realmente encuentras ese contenido que te cautiva. Entre estadísticas de hábitos del internauta, se consumen 167 millones de videos de Tik Tok en un minuto de Internet y en YouTube se sube un promedio de 500 horas de contenido por minuto. En ese tiempo, las personas consumen cientos de miles de horas de contenido y envían millones de mensajes, correos electrónicos y textos. Estas estadísticas lo dicen todo, es humanamente imposible gestionar esta vasta cantidad de contenido manualmente y para sobresalir como creador, es necesario tener un equipo creativo amplio y sólido para continuar con la cadencia y saciar la demanda.
Desde el nacimiento y crecimiento exponencial de los magnos motores de búsqueda y plataformas digitales, la alta demanda de contenido en línea ha llevado a una creciente dependencia de la inteligencia artificial y otros softwares para crear, curar y gestionar contenido de manera más rápida y eficiente. Desde la generación automática de texto hasta la producción de música y arte, la IA y otros algoritmos están siendo cada vez más utilizados para satisfacer las necesidades de contenido de los usuarios. Si bien esto puede ser beneficioso para los creadores de contenido y las empresas que buscan aumentar su presencia en línea, también plantea preguntas importantes sobre la autenticidad y la calidad del contenido generado por máquinas. Y para los creadores de contenido, la competencia es alta. Muchos buscan crear contenido que se extienda como un virus, llegando a millones de personas en cuestión de horas. En las redes sociales, la viralidad es el santo grial de la atención. En el caso de creadores de contenido que en la mayoría de los casos, son el “one-man-show” de sus redes sociales-en las que graban, editan y post producen contenido antes de publicar-soluciones como ChatGPT se convierten en una herramienta que fomenta el proceso de lluvia de ideas y que ataca directamente al famoso bloqueo del escritor, hasta para casos que parecieran tan mundanos como escribir la descripción de la foto en Instagram.
Todo esto nos ha llevado a una cultura de la remezcla en la que los usuarios pueden tomar elementos de una obra existente y crear algo nuevo. ¿Qué pasará con la propiedad intelectual? Si bien esto puede ser beneficioso para el ecosistema de creadores de contenido y las empresas que buscan aumentar su presencia en línea, también plantea preguntas importantes sobre la autenticidad y la calidad del contenido generado por máquinas.
