Buenos Aires, Argentina.- Cada semana se conocen nuevos datos de caída del consumo interno en el país: en el caso de las bebidas, bajó a un mínimo de 22 litros por habitante por año.
La caída del consumo interno es uno de los factores que está haciendo tambalear la economía de Argentina. Si los argentinos no compran, y la exportaciones no mejoran más allá de la venta de productos primarios, el escenario no es nada bueno.
En ese marco, un último informe dado a conocer por IES Consultores, muestra que el consumo de bebidas cayó a un mínimo de 22 litros por habitante por año, con una baja promedio en los distintos sectores del 7,9 por ciento.
Según el estudio, el segmento de refrescos, aguas, aguas saborizadas y jugos exhibió un volumen de ventas de 37,5 millones de hectolitros en 2016, el más bajo de los últimos seis años.
Además, las bebidas alcohólicas también cayeron. El segmento de las cervezas, por caso, mostró el menor consumo desde 2010, con una merma en sus ventas internas del 2,5 por ciento con respecto al 2015. En este caso el incremento de precios fue brutal: en un año subieron más del 70 por ciento.
De la misma manera que cayó el consumo, bajó la producción. Lo que demuestra que en este caso el problema no es la importación de productos, sino la fuerte baja en el poder adquisitivo de los argentinos. Es que la inflación (alimentos +39% en 2016) y el incremento de los salarios no fueron a la par, abriendo una brecha que se advierte en la baja en las compras.
Exportaciones de bebidas
“En 2016, se exportó aproximadamente el 22 por ciento de la producción (el 78 del total se vendió en el mercado interno), porcentaje por debajo del promedio de los últimos diez años”, dio a conocer Minuto Uno. Por su parte, las importaciones del sector totalizaron 85 millones de dólares, con una suba del 33,3% con respecto el 2015.
Contexto
La baja en el consumo de bebidas se suma a otros fenómenos que ya explicáramos en Merca2.0. Hay en Argentina un fuerte aumento del consumo de las segundas y terceras marcas (más baratas que las de primera línea) y en productos de primera necesidad: arroz, fideos y harinas.
