Buenos Aires, Argentina.- El fuerte incremento de los precios en la Argentina y el descenso del poder adquisitivo está generando cambios en los hábitos de consumo que, en algunos casos, no tiene precedentes.
La inflación interanual en la Argentina llegó al 40,50 por ciento (dato de octubre de 2016) y el salario promedio de los trabajadores no sube en la misma proporción (entre 25 y 35 por ciento según la rama de actividad). En ese contexto de baja del poder adquisitivo, se producen notables cambios en los hábitos de consumo.
Uno de los más notables tiene que ver con la carne vacuna. La argentina es uno de los países del mundo con mayor consumo de carne de vaca del mundo. Su elevada producción respecto de la media mundial y el históricamente bajo precio relativo en comparación con otros países han permitido durante décadas que el argentino consuma grandes cantidades per capita.
Sin embargo, la devaluación de diciembre de 2015 y la apertura de las exportaciones sin mayores trabas hicieron aumentar el precio del kilo de carne vaca de tal forma que los argentinos han comenzado a reemplazarla.
“Por primera vez en la historia, la Argentina terminará consumiendo más carne de pollo y de cerdo, considerando la suma de los dos productos, que de carne vacuna”, publicó La Nación. “El año pasado hubo un empate entre el pollo y el cerdo, por un lado, y la carne vacuna, por el otro. Mientras el pollo y el cerdo representaron un consumo de 60 kilos por habitante (45 kilos de pollo más 15 kilos de cerdo), la carne vacuna quedó en un nivel de 60 kilos. Para cuando termine 2016, según empresarios y especialistas del sector, el pollo y el cerdo le ganarán a la vaca. Ambos cerrarán juntos el año con un consumo de 64,5 kilos por habitante (48 de pollo y 16,5 de cerdo), mientras que la vaca quedará entre 54,8 y 55 kilos”, agrega el medio argentino.
De esta forma, se consumará un fenómeno que en otros países es absolutamente normal: que el consumo de carne de vaca sea inferior al de pollo y al de cerdo.
La explicación no es otra que económica. Casi ningún argentino elegiría, si por gusto fuera, comprar pollo o cerdo por encima de la carne de vaca, pero el precio en un contexto de baja de ingresos lo está obligando.
En los supermercados, el kilo de pollo promedia los US$ 2,31, contra 6,25 dólares del kilo de cerdo y US$ 9,37 del de ternera.
Cigarros
Otro efecto que produce la crisis en Argentina tiene que ver con los cigarros. Las cajetillas de cigarrillos subieron 74% en 9 meses debido a una fuerte alteración de los impuestos internos, lo que derivó en un menor consumo en general (bajó la venta 20%), y en una desviación de las preferencias hacia las marcas locales, mucho más baratas.
En ese nuevo escenario, “cambió la participación de las grandes empresas (Massalín Particulares, BAT), que perdieron mercado a manos de las Pymes argentinas. Éstas, de tener una participación de entre 3 y 3,5 por ciento en 2015, se pasó a casi 7 en la segunda mitad de 2016”, publicó Día a Día.
Expresado en números, las grandes tabacaleras están vendiendo 30 millones de cajetillas menos por mes.