El mundo se pasmó con la noticia de que la Princesa de Gales, Kate Middleton, se sometería a un tratamiento de quimioterapia preventiva para aliviar un problema abdominal, lo cual vino a conflictuar aún más a la Casa de Windsor, pues ya se había difundido el caso de su monarca Carlos lll, quien también enfermó por un cáncer detectado a principios de febrero. El tratamiento de este caso ante la opinión pública fue expedito y completo.
En una palabra, el Palacio de Buckingham tuvo en pocas semanas frente a sí, una crisis que deben gestionar los asesores de la Casa Real, bajo el marco de que los integrantes de la Casa de Windsor son seres humanos con todas sus fragilidades y necesidades que deben ser atendidas como las de todos; lo anterior provocó un genuino afecto de la sociedad hacia sus monarcas al conocer estos hechos mismos que supo inspirar por tantos años Isabel ll.
Ante tales acontecimientos, los expertos en solución de crisis tal vez tardaron un poco en salir a dar explicaciones ante el silencio de la Princesa de Gales que duró casi dos meses y que provocó una serie de conjeturas, algunas muy desvariadas de parte de los medios de comunicación, pues estaban esperando el tiempo de asimilación de la noticia dentro de la familia tomando en cuenta el factor humano y el proceso de comunicación con los tres pequeños hijos de los futuros Reyes de Inglaterra, y ante esto no hay manuales, hay prudencia. Este caso merecía otro tipo de tratamiento muy diferente al del monarca inglés que afortunadamente ha reaparecido por estos días, con una sonrisa y un semblante de mayor tranquilidad.
¿Cuáles son los costos para la Casa Real ante tal situación?, ¿cuál habría sido la respuesta si Isabel ll estuviera al frente de su familia?, ¿se debilita la Casa Real ante tales acontecimientos?
Estas y otras preguntas son las que estuvieron durante varios días sobre la mesa del cuarto de situaciones del Palacio de Buckingham para tratar de encontrar una rápida solución ante la presión de los medios de comunicación y de la sociedad en general que no entendía las verdaderas razones del silencio sin olvidar que los miembros de la realeza son figuras públicas y que su estado de salud es de interés general.
Cada tema de cabildeo es diferente y no existen fórmulas secretas para resolverlos, de ahí la diferenciación en el tipo de salidas y formas de los casos que comento.
Sin embargo, existen algunas reglas que los cabilderos y expertos en comunicación siguen para poner en común un conflicto.
El silencio no es una buena opción en ningún caso.
La única opción es la verdad.
El objetivo es acabar con la incertidumbre generada en la ciudadanía.
Sin duda, la prevención es mejor que adoptar el rol que a veces un comunicador político desempeña como el de apagafuegos que se ve muy limitado en el tiempo y el margen de maniobra para establecer una estrategia adecuada.
Sería muy útil, tal y como el personaje central de la serie política danesa Borgen, Birgitte Nyborg, comentó durante una sesión de gabinete, tomar más en cuenta el consejo de los expertos. Birgitte dijo: …”Los asesores deberían controlar mejor a los políticos y así las cosas resultarían mejor”.
Nos encontraremos más adelante.
Federico Torres López.