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Morena gobierna 21 estados, frente a dos entidades que tiene el PRI.
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Delfina Gómez obtuvo 3.2 millones de votos frente a 2.7 millones de Alejandra del Moral
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Desde 1929 el Estado de México fue gobernado por el PRI
El 5 de junio se demostraron dos cosas, la primera es que el partido fuerte en México es Morena, lo que sorprende a pocos, y la segunda es que no somos un buen país en cuanto a encuestas. Una vez más la diferencia que presentaron 11 encuestadoras demostró que están equivocadas hasta 3 veces en su pronóstico de victoria o derrota. Siendo la más acertada la de Rubrum que tuvo un rango de error del 1.2 por ciento, y la menos acertada la de FactoMétrica que le dio el triunfo a Delfina con casi 25 puntos cuando en realidad ganó por 8 puntos.
En cualquier otro país del mundo este nivel de imprecisión sería materia de escándalo, por lo tanto en México tenemos que revisar nuestros procesos y metodologías para realizar encuestas que determinan preferencias de candidatos en elecciones democráticas, sobre todo de cara a las elecciones presidenciales.
Tras estas elecciones, podemos concretar que las encuestas están perdiendo su objetivo de informar las tendencias de opinión y de voto. Prácticamente se están convirtiendo en instrumentos de propaganda y comunicación política por parte de los partidos. Y claro que podemos creer en las encuestas, pero es indispensable pensar en cuáles, en qué fuente cumple con su objetivo de informar.
Actualmente atravesamos un fenómeno de posverdad y noticias falsas, nos encontramos en una era en la que importan más los relatos que los datos. La mayoría de las encuestadoras está apostando por la rapidez más que por una muestra realmente representativa. Bajo este contexto, las encuestas realizadas en cuanto a preferencia de voto en el Estado de México, se encuentran insertas en un fenómeno de lucha política y comunicacional.
Otro ejemplo claro nos lo dan las encuestas robotizadas, las cuales no ayudan con muestras representativas, incluso varios países las han abandonado como metodología de investigación al ser incapaces de generar una representatividad, aunque en México se siguen utilizando.
Actualmente, los mexicanos estamos en un proceso de posverdad, con el que buscamos argumentos que justifiquen nuestros puntos de vista, y eso lo observamos el domingo de elecciones, donde cada quién portaba sus propios datos.
Las encuestas de las recientes elecciones reflejaron la crisis por la que atraviesa la credibilidad de éstas.