Probablemente muchos han notado que el mundo cambió, pero pocos se dan cuenta de que esto sucedió hace poco más de un año, otros seguramente no han dado peso al nivel sísmico del cambio. Para los empresarios pequeños y medianos el esfuerzo constante está en pagar la nómina y tratar de asegurar algún tipo de crecimiento, para los grandes las cosas son más sencillas y tienen un rato ajustando sus estrategias para evitar un colapso global. Hay dos cosas que debemos admitir o por lo menos comprender de los próximos años, estamos en la etapa barroca final del modelo económico y social mundial, los excesos en el modelo progresista globalizado han llevado a un efecto de péndulo en el que ahora se busca el llamado aislacionismo.

Para México esto presenta un reto importante y la pregunta central es la siguiente: ¿funcionamos mejor como país en un modelo abierto o en uno cerrado? La respuesta es la concepción que tenemos de Nación, la autoimagen es una de extremo nacionalismo, no somos un país patriótico a diferencia de la Unión Americana. Esto implica cambios serios en las estructuras empresariales y gubernamentales de presentarse el inminente cambio de los próximos 18 meses. El discurso de “México es mucho más que el TLCAN” es un claro ejemplo de la posición nacionalista, una que propone que somos ajenos a los cambios que se dan en el mundo.

El trabajo en el 2018

El concepto del trabajo será sacudido en menos de 5 años, dos fuerzas chocarán de manera inexorable y las consecuencias se sentirán en todos los niveles. Las plantas productivas de cada país tendrán que competir en condiciones más agresivas, el desmantelamiento de tratados multilaterales de comercio obligará a las fábricas mexicanas a producir mejor y por menos precio si buscan compensar los aranceles propios de un sistema bilateral de comercio. En segundo lugar, la automatización y llegada de robots pondrá en riesgo la generación de empleo en el sector de la manufactura. Más interesante será la convergencia del primer efecto y el segundo, como consecuencia habrá muy probablemente un ciclo perverso de empeoramiento en las condiciones laborales. En principio los gobiernos proteccionistas proponen proteger la planta productiva pero argumentaría que esto es insostenible y que de alguna manera se favorecerá o la automatización o la transferencia de mano de obra a otros países. Es un ciclo que ya conocemos, en los años ochenta EEUU también exigió a Japón la producción local de autos. Esto dejará el trabajo manual en una posición desventajosa y la única solución parecería ser la creatividad.

El futuro del empleo es aquel que agregue valor en dos ejes: servicio o creatividad. En otras palabras, si eres capaz de agregar elementos aleatorios y no pensados a un proceso de manera consistente tu trabajo estará seguro. Un buen ejemplo es el diseño gráfico, su empleo está asegurado en cierta medida. Su labor diaria consiste en resolver problemas complejos con un alto nivel de diversidad en la información obtenida para cumplir la tarea. Paradójicamente es una profesión que cada vez paga menos en promedio, es decir, los mejores diseñadores ganan fortunas mientras que los menos buenos ganan muy poco. Esto nos lleva a otra conclusión, si quieres salir adelante no puedes confiar en educación lineal y estudios. Otro problema será que la mayoría de la clase media buscará empleos en los sectores de creatividad ya que los sienten “más seguros” eso creará sobre oferta y en consecuencia menor pago por los servicios.

Si quieres tener un empleo seguro parecería que la solución es ofrecer un servicio único. Tiene otro supuesto grave, el consumidor muchas veces no desea atención excelente, las mejores marcas son las que han sido capaces de estandarizar procesos al grado tal que cualquier persona pueda dar un buen servicio. El ejemplo natural es Starbucks, pero hay muchos que tomar como referencia. El secreto del buen servicio es la estandarización.

¿Cuál es el futuro del empleo?

La consecuencia natural de esta columna debería ser atacar dos grandes paradigmas incorrectos del futuro del empleo. No será la creatividad ni la calidez humana la que salven tu ingreso. Me parece que la realidad es más compleja, asegurar el futuro de tu negocio o empleo dependerá en gran medida en tu capacidad de aprender nuevos oficios, técnicas, estrategias y tácticas. Esto implica que contestar ¿a qué te dedicas? Será cada vez más complicado, y no hablo de hacer trabajo de Uber por la mañana y de Director Creativo en las noches. Hablo del constante aprendizaje de nuevos oficios, hoy eres Director de Arte, mañana analista de tendencias de Big Data, la suma de todos estas disciplinas te haría en principio una persona más difícil de igualar en el mercado. En cierta medida podría decirse que se trata de crear hombre y mujeres renacentistas. Se trata de crear polimatía, es decir, sabiduría que abarca conocimientos sobre campos diversos de la ciencia o las humanidades.

Sólo a través del conocimiento y crecimiento constante seremos mejores en nuestra profesión pero más importante como personas. Tal vez ser progresista si tiene futuro, sólo el tiempo lo dirá.