Todos los candidatos nos dicen que eliminarán la corrupción en México y dan sus propuestas.
Parece ser que todos tienen la fórmula perfecta para que en México desaparezca como por arte de magia. Eso, hasta ahora, se está quedando en los discursos. Discursos que han dado muchos candidatos y gobernantes anteriormente y la situación sigue avanzando en México sin que haya cambio alguno. Al contrario, se ha hecho más grave.
Hace unos días nos despertamos con la noticia de que México cayó seis lugares en el índice de la Percepción de la Corrupción, ya que pasamos del lugar 129 al 135 entre 180 países evaluados en materia anticorrupción de acuerdo al documento publicado por Transparencia Internacional, una ONG no partidista, y sin fines de lucro, dedicada a combatir la corrupción a nivel nacional e internacional y que, desde su fundación en 1993, ha sido reconocida por colocar la lucha anticorrupción en la agenda global.
Importante: No se trata solamente de percepción. Es resultado real de actividades corruptas en el país.
En el mismo documento, se ubica a México en una deshonrosa posición, por debajo de Brasil, Argentina y Colombia y aparte estamos como el país peor evaluado del G20 y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Por otro lado, Transparencia Internacional ha publicado el Barómetro Global de la Corrupción 2017, el cual integra los cinco Barómetros regionales sobre la corrupción que esta organización ha realizado en los dos últimos años, reuniendo datos de 119 países, sobre diversos aspectos relativos a la corrupción y la visión que sobre la misma tienen la sociedad y los ciudadanos de dichos países.
Algunos datos en específico de México:
– El 44% de la población en México ha pagado un soborno.
– El 43% de los encuestados cree que la actual actitud del Gobierno es relativamente mala.
– Un 34% está totalmente de acuerdo en que los ciudadanos normales pueden influir en la lucha contra la corrupción.
– El 35 opina que está de acuerdo en que en nuestra sociedad es de aceptación general informar de un caso de corrupción conocido.
– Un 34% está de acuerdo en que si hubiera conocido un acto de corrupción se sentiría personalmente obligado a informar sobre ello.
– Solamente un 16% estaría totalmente de acuerdo en informar de un caso de corrupción incluso si tuvieran que pasar un día en el juzgado para aportar testimonio.
Otro dato importante, de acuerdo a la CESOP de la Cámara de Diputados: 56% de los mexicanos creen que Enrique Peña Nieto no ha realizado acciones para evitar actos de corrupción en el país.
¿En realidad queda en manos exclusivas del Gobierno solucionar temas de corrupción en el país?
Hay muestras muy claras, sobre todo en el caso de ex gobernadores que han hecho malos manejos y que ya están muy conocidos por todos, pero ¿qué pasa con los actos de corrupción que hacemos o vemos pasar desde nuestras actividades profesionales?
El que trabajemos en el ámbito de la mercadotecnia, la publicidad, la comunicación y los medios ¿nos exime de ser corruptos? ¿Suceden actos corruptos en el lugar donde trabajamos o con lo que hacemos?
No me parece que sea un secreto que hay empresas en nuestro medio que hacen contratos con ganancias por debajo del agua o que hay licitaciones extrañas que favorecen a agencias y proveedores por ser amigos o parientes de los responsables de áreas tomadoras de decisión.
Y no es secreto tampoco que hay áreas de comunicación social que favorecen a uno o a otro medio de comunicación a cambio de una buena opinión o para protegerse de no hablar mal en caso de una crisis de imagen. O simplemente porque la orden viene de “arriba” para beneficiar la contratación de algunos medios en específico y que vayan acorde a la filosofía de quien esté en turno.
Señoras y señores; la corrupción no se queda nada más en la mordida que se le da al policía o en la “ayudadita” que se le da al burócrata para que salga más rápido el trámite. La corrupción está presente en nuestro medio y no es culpa ni responsabilidad total del Presidente en turno. Es responsabilidad de todos los que intervenimos en el negocio, ya sea desde el lado profesional o el académico, que nuestras actividades, contrataciones y trabajos profesionales sean hechos en un marco legal, derecho y sin desviaciones.
La corrupción en México. ¡Todo es culpa de Layún!¡Todo es culpa del Gobierno!¡Échame a mi la culpa!
No estimados lectores. La culpa está en todos si hacemos negocios chuecos por ganar la cuenta, por agarrar al proveedor que me pasará una lanita por contratarlo o si acepto hablar bien de ti si me pasas un chequecito. Esas decisiones corruptas no dependen de nadie externo. Dependen de cada uno de nosotros.