Por Miguel Ángel Zapata, Director General de The CloseUp Company
La industria de las relaciones públicas se encuentra en una auténtica encrucijada en la era digital. Cada vez son más las intenciones de las marcas y de las empresas por hacer PR Digital; es decir, gestionar a los generadores de contenido para que difundan o repliquen mensajes de las marcas; desarrollar o proponer contenido que pueda ser breve, de impacto e idealmente replicable o viral para que pueda llegar a grandes volúmenes de audiencia, vía redes sociales.
Si bien las herramientas tecnológicas han aportado nuevas posibilidades para relacionarnos entre personas, es esencial no perder de vista lo que realmente importa: la conexión humana.
Las relaciones públicas deben seguir siendo un arte que contribuya a la revitalización de la conexión humana y centrar sus esfuerzos en la incitación de las emociones, en la autenticidad del relacionamiento entre personas y en la construcción de relaciones significativas.
En un entorno con sobresaturación de mensajes, diversas plataformas, canales e inmediatez de la información, las relaciones públicas deben seguir cumpliendo su propósito fundamental: conectar a las personas de manera genuina, cercana y dentro de una relación duradera.
Los avances tecnológicos y las innovaciones digitales siguen avanzando a pasos agigantados y eso es importante para las estrategias de cualquier compañía. En el mismo sentido, la industria de las relaciones públicas ha experimentado una transformación dentro de sus estrategias, propuestas y planes de comunicación para acercarse con las audiencias. Sin duda, las redes sociales, la inteligencia artificial y otras herramientas digitales han ofrecido nuevas oportunidades para generar nuevos contenidos y tratar de conectar a las marcas con sus audiencias.
Sin embargo, en medio de este torbellino tecnológico, las relaciones públicas corren el riesgo de perder su esencia y convertirse en agencias de estrategia digital. En realidad, las relaciones públicas deben mantenerse dentro de una capacidad de forjar conexiones humanas y emocionales genuinas.
Si bien es importante que las relaciones públicas se apoyen en herramientas digitales, no deben depender de ellas. En cambio, deben enfocarse en revitalizar la conexión humana, que es el núcleo de cualquier relación auténtica.
Las redes sociales y la inteligencia artificial han evolucionado la forma en que las marcas se comunican con el público. De hecho, gracias a las métricas que aportan las redes sociales y a los análisis que se pueden obtener de la inteligencia artificial, las campañas de marketing digital se han vuelto más precisas, personalizadas y efectivas en términos de alcance y medición de resultados.
No obstante, el peligro radica en confundir el uso (o el abuso) de la tecnología para generar contenido o comunicarse con las personas, como si éste fuera el objetivo de las relaciones públicas. La tecnología si es una herramienta para facilitar la conexión entre personas, pero no es el fin.
La inteligencia artificial, por ejemplo, puede analizar datos y predecir comportamientos, pero no puede reemplazar la empatía, la creatividad y la comprensión profunda de las emociones humanas.
Las redes sociales pueden amplificar mensajes, pero no pueden sustituir la autenticidad y la sinceridad que provienen de una interacción cara a cara o de un mensaje personal y genuino.
En estricto sentido, las relaciones públicas se fundamentan en la construcción y mantenimiento de relaciones personales. Y como en cualquier relación, la conexión emocional es clave.
Las personas no se vinculan con marcas o empresas porque estas sean técnicamente impecables o digitalmente presentes, sino porque sienten una conexión emocional, un sentido de pertenencia o una resonancia con sus valores y mensajes.
Cuando las relaciones públicas se centran demasiado en estrategias digitales, existe el riesgo de que la comunicación se vuelva superficial. Los mensajes pueden ser efectivos en términos de alcance, pero podrían carecer de la profundidad necesaria para construir relaciones cercanas y duraderas. La conexión humana, en cambio, se basa en la empatía, en la capacidad de escuchar, entender y responder a las necesidades y deseos de la audiencia de manera auténtica.
Para que las relaciones públicas mantengan su esencia, impliquen relevancia y tengan eficacia, es crucial revitalizar su enfoque sobre la conexión humana.
Por otra parte, las marcas deben esforzarse por mantener una voz auténtica, que refleje verdaderamente sus valores y cultura. Esto se logra no solo a través de contenidos que sean creativos o mensajes cuidadosamente elaborados, sino también a través de la transparencia y la coherencia en todas las comunicaciones.
Aunque los eventos digitales y las interacciones en línea son convenientes por ser de gran alcance y con presupuestos razonablemente accesibles, no pueden reemplazar el impacto de una reunión personal. Las marcas, los consumidores y la industria de las relaciones públicas deben seguir valorando y promoviendo las oportunidades de interacción cara a cara, donde las emociones y las intenciones se comunican de manera más clara y efectiva.
Más allá de los análisis de datos y los algoritmos, las RR.PP. deben centrarse en escuchar activamente a su audiencia. Esto implica no solo recopilar información, sino también entender el contexto emocional y social de la audiencia y responder con empatía.
De hecho, las estrategias de relaciones públicas deben estar diseñadas no solo para informar o persuadir a las audiencias, sino también para escuchar y resonar emocionalmente con las personas. Por ello las historias, los testimonios y las experiencias personales son más poderosas dentro de una estrategia de PR, porque pueden ayudar a construir una conexión más profunda.
Para concluir, dejo algunos consejos que puedan ayudar a tomar mejores decisiones sobre cómo construir una conexión con las personas, dentro de la estrategia de marketing:
- Prioriza la conexión emocional sobre el contenido digital: Aunque es tentador enfocarse en crear contenido digital y tratar de hacerlo viral, la autenticidad debe ser la base de cualquier estrategia de marketing. El objetivo debe ser la construcción de relaciones duraderas, a través de mensajes genuinos que conlleven a una conexión emocional.
- Segmenta tu presupuesto entre contenido digital y relaciones públicas: Invertir en herramientas digitales y analíticas sí te van a ayudar a potenciar tus campañas, pero no permitas que sustituyan la empatía, la creatividad y la conexión humana que son esenciales en las relaciones públicas.
- Crea experiencias memorables, más allá del entorno digital: Organiza eventos o encuentros que permitan a las personas interactuar cara a cara, donde las emociones y los valores se puedan comunicar de manera directa y efectiva. Estas experiencias son más impactantes y duraderas que las interacciones en línea.
- Coherencia y transparencia, en toda la comunicación: Asegúrate de que todas las comunicaciones de la marca reflejen de manera coherente sus valores y cultura. La transparencia es clave para construir confianza, reputación y mantener relaciones sólidas y duraderas con diferentes audiencias.
- Escucha activa a tu audiencia: No te limites a analizar datos. Es necesario entender el contexto social, cultural y emocional de tu audiencia, para así responder con empatía a necesidades específicas. Las mejores estrategias de PR son aquellas que resuenan emocionalmente y generan un sentido de pertenencia y conexión.