Es ingenuo pensar que una sola acción puede impulsar el pobre desempeño económico en México; el problema es multifactorial así como complejo. Las bajas percepciones de los mexicanos dejan en evidencia al pobre mercado de consumo en el país, el 95% de la población tiene un presupuesto mensual de $13,000 pesos para cubrir todas sus necesidades.
Estos datos reflejan nuestra condición como la 13va economía del mundo. Analizando los hilos que deben moverse para impulsar el crecimiento del mercado interno, es obvio que incrementar los ingresos de la familia dará como resultado un mejor entorno económico, el problema es que los gobiernos interpretan esta conclusión implementando programas de electoreros y ofreciendo dádivas que nada dejan en el largo plazo.
Analizando el consumo mexicano, es necesario voltear a los segmentos con más áreas de oportunidad. Los datos de desempleo parecen estar bajos, sin embargo no consideran a la gran fuerza laboral no remunerada del país que son las mujeres. El 46% de la población femenina se encuentra en condición de dependencia, mermando la economía de su hogar al no tener un vehículo para generar ingresos.
Aunque el 95% de las mujeres mexicanas vive en un hogar acompañada de familiares, solo el 25% tiene control sobre su economía al considerarse sus ingresos como complemento del ingreso principal. Esta condición genera, además de limitaciones en el presupuesto de consumo al interior del hogar, situaciones de inequidad. Las mexicanas tienen la percepción de que la desigualdad de género está asociada a un tema cultural, sin embargo, la desigualdad es un tema económico; entre más ingresos tiene una mujer, vive en un hogar más equitativo.
Para corregir nuestra situación de país, se debe promover que la población femenina ingrese al mercado productivo. Esta conclusión parece obvia, sin embargo, hay que considerar los muchos obstáculos que pueden presentarse para una mujer mexicana, cuya edad promedio es de 32 años. Más de la mitad de ellas tienen a su cargo la crianza de al menos dos hijos, así como diversos estigmas sociales sobre su rol como mamá, las mamás mexicanas piensan primero en alimentar y luego en educar, una premisa que denota su estado de supervivencia. En un mercado laboral con poca flexibilidad, casi todas sus opciones de productividad económica son informales; además de un Estado incapaz de proveer servicios ni instituciones confiables para el desarrollo de los niños.
En definitiva la solución está en la innovación y el emprendimiento. Es crucial que marcas, empresas y organizaciones se unan para introducir a las mujeres en el sector productivo. Hacerlo fortalece la economía, que según estadísticas, puede crecer hasta un 12% del PIB. Una cifra que ninguna administración en el gobierno hasta ahora ha podido lograr. ¡Hasta el próximo martes!
Con información de The cocktail – Informe mujer internauta mexicana 2019