Deportistas que se emplean a fondo con los mínimos recursos indispensables, alejados de los grandes reflectores y de las grandes instalaciones deportivas, y que rompen récords y se arrebatan medallas.
Los maratones han sido dominados en la historia reciente por corredores kenianos; los primeros lugares de los grandes maratones son ocupados por ellos; los varones, han tenido un lugar reservado en 6 de los 8 pódiums de los maratones de los últimos 8 eventos desarrollados en Juegos Olímpicos y las mujeres no han abandonado el medallero en las últimas 5 justas olímpicas; por si esto fuera poco, los últimos 4 récords del mundo en la rama varonil y los últimos dos en la rama femenil les pertenecen; para cerrar, el único hombre sobre la tierra que ha logrado romper las dos horas en el maratón, Eliud Kipchoge, nació en Kenia.
En Iten han nacido grandes corredores y en ese mismo sitio se reúnen a entrenar maratonistas de todo el mundo. Cual tesis de Malcolm Gladwell en alguno de los capítulos de su libro Los fueras de serie, pareciera que para destacar en el maratón, es necesario primero, nacer en Kenia. ¿Qué es lo que tiene esta tierra que genera extraordinarios maratonistas?
La pasión por correr ha sido heredada de generación en generación; los niños comienzan a correr desde pequeños, arrastrados por el ejemplo y las historias de éxito y triunfo de sus vecinos y connacionales que conquistan medallas y premios alrededor del mundo, lo que enciende la pasión y genera competitividad y detona un proceso de mejora continua. Los 2 mil 400 metros de altitud del sitio ayudan a mejorar el desempeño de los corredores que viven y entrenan ahí. El entorno que promueve la concentración y la dieta del sitio libre de comida chatarra abonan en el mismo sentido. Por último, aunado a esta mezcla de factores, especialistas han centrado sus trabajos de investigación en determinar el peso de la carga genética en el desempeño de los corredores de esa región.
México hoy está lejos de volver a tener una camada de maratonistas que puedan pelear hombro con hombro con los corredores kenianos como la tuvimos hace algunas décadas. Tenemos mucho por hacer y mucho por aprender, en este caso, de la tierra donde se encuentra la casa de los campeones.