Por: Joel Gómez
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Desde hace días se ha vuelto a poner en circulación un post en Facebook que comienza mas o menos con la siguiente frase*: “En respuesta a las nuevas directrices de Facebook, por la presente declaro que mis derechos de autor están unidos a todos mis datos personales, ilustraciones, cómics, pinturas, fotos y videos profesionales, etc. (como resultado de el Convenio de Berna). Para el uso comercial de los anteriores mi consentimiento por escrito es necesario en todo momento!” El mensaje insta a otros a copiar y pegar el post en sus muros, para prohibir utilizar tu contenido con fines comerciales sin tu permiso. “Si no publicas este comunicado por lo menos una vez”, el texto advierte, “tácitamente estarás permitiendo el uso de elementos como las fotografías, así como la información contenida en tus actualizaciones de perfiles de estado”.
Como era de esperarse, este mensaje se hizo viral, publicándose cada vez con mayor rapidez en los muros e miles de usuarios de esta red social. Ante esta “carta cadena” Facebook reaccionó afirmando lo siguiente: “Como se indica en nuestros términos, las personas que utilizan Facebook son propietarios de todo el contenido y la información que publican en Facebook, y pueden controlar cómo se comparte a través de la configuración de su privacidad. Bajo nuestras condiciones, tu otorgas a Facebook permiso para usar, distribuir y compartir las cosas que tu publicas, con sujeción a los términos y las configuraciones de privacidad aplicables.”
En pocas palabras, lo que dice la carta es falso y lo que contesta Facebook es un poco tendencioso. Publicando ese texto o cualquier otro enunciado restrictivo en tu muro nunca cambiará dos cosas: la ley y el “contrato” que rige tu cuenta con Facebook. Ese acuerdo está contenido en los términos y condiciones de Facebook, que no te queda más remedio que aceptar en su totalidad si quieres usar el servicio (se trata de un contrato de adhesión, pues es desarrollado unilateralmente por una de las partes, sin espacio a negociación).
Lo que es innegable -y desafortunadamente cierto-, es que al abrir una cuenta en Facebook (como en casi todas las redes sociales), estamos aceptando que nuestra información pueda ser modificada, usada y compartida por Facebook, sujeto a los términos acordados. Hace tiempo escribí una columna sobre este tema, y tal vez vale la pena que le eches un vistazo nuevamente: “¿A quién pertenece lo que publicamos en redes sociales?”.
Recuerda, el que algo se repita cien, mil o un millón de veces no lo hace cierto. La mayor parte de (si no es que todas) las cartas cadena son falsas. Aprende a dudar la veracidad de los contenidos que compartes de muros ajenos, aunque sean de amigos o conocidos. El que ellos lo publiquen no significa que el contenido sea veraz o exacto. Pueden ser mentiras completas o información sesgada o tendenciosa.
* Con información de TheHuffingtonPost.com