Aún con las nuevas reglas de monetización aplicadas por la red social, convertirse en un youtuber parece ser un camino rentable. Basta con reconocer algunas de las cifras que se mueven alrededor de las “celebridades de Youtube” latinoamericanas pueden darnos una de idea de loq ese se puede lograr con subir videos que resulten atractivos para las audiencias.
De acuerdo con información publicada por Europa Press, dentro del top cinco de los youtubers latinos mejor pagados, la mexicana Tuya ocupa el quinto con un ingreso mensual de 12 mil dólares y aunque la cifra no es nada despreciable, se queda muy por debajo de lo que gana el chileno Germán Garmendia, que mejor conocido como Hola Soy German logra ingresos anuales por 5.5 millones de dólares.
Esto deja en claro lo atractivo que resulta esta “profesión de la nueva era”; sin embargo, quienes deciden incursionar en este tipo de quehaceres se enfrentan a diversos obstáculos en donde quizá uno de los más difíciles es entender las responsabilidades que esto tiene y no confundir la independencia con el libertinaje.
Así lo demuestra la carta escrita por una madre a su joven hijo que, con apenas 13 años, incursionó como youtube y al recibir sus primeros pagos por esta labor exigió a su madre “independencia” y “libertad”.
Si bien esta carta no es reciente, si permite estudiar un fenómeno común entre las labores, profesiones y nuevas oportunidades de generar ingresos que trajo consigo la era digital, por lo que vale la pena retomarla de manera textual. Esta carta fue escrita por Heidi Johnson para su hijo de 13 años para después ser compartida en redes sociales en donde se convirtió en un contenido viral.
“Querido Aaron:
Como parece que has olvidado que tienes sólo 13 años, y que yo soy tu madre, y como te niegas a aceptar el control, creo que necesitas una lección sobre independencia. Como dices que ganas tu propio dinero, va a ser más fácil pagar por todas las cosas que yo he comprado para ti antes.
Si quieres usar tu propia lámpara, o utilizar Internet, tienes que pagar una parte de su coste de los siguientes servicios:
Alquiler: 430 dólares
Electricidad: 116 dólares
Internet: 21 dólares
Comida: 150 dólares
También tendrás que tirar la basura los lunes, miércoles y viernes, y pasar la aspiradora esos días. Tienes que limpiar tu cuarto de baño todas las semanas, hacer tu propia comida y limpiar cuando hayas terminado. Si no lo haces, te cobraré un extra por la limpieza que tenga que hacer por ti.
Si decides que prefieres ser mi hijo otra vez, en lugar de mi inquilino, podemos discutir los términos de nuevo.
Saludos, Mamá”
Asumir responsabilidades y marcar limites se han convertido en dos grandes exigencias que diversos especialistas en tema y muchos jugadores en la sociedad exigen a los practicantes de las nuevas profesiones digitales, mismas que comenzaron como hobbies pero que ahora constituyen una rama de negocio y generación de ingresos.
Y es que aunque se trata de quehaceres cada vez más reconocidos como profesiones, lo cierto es que aun existen muchos vacíos para ser reconocidas, aceptadas y asumidas como tales, tanto por las autoridades y la misma industria, como por los propios ejecutores de las mismas.
Por ejemplo, desde MarvelCrowd indican que aunque un 78 por ciento considerada que ser influencer (ramo en el que entrar los youtubers) es una profesión y que para el 65 por ciento es su profesión actual, el 76 por ciento consideran que su profesión no está reconocida por la sociedad.
De hecho, el 86.1 por ciento de estos líderes de opinión consultados afirma que los poderes públicos y la legislación vigente deberían contemplar su ocupación y que exista una regulación al respecto.
El 12.3 por ciento de los influencers asegura dedicarse a tiempo completo a esta ocupación
Sin embargo, para lograr esto es necesario profesionalizar la labor y entender que ser un generador de contenidos independiente en busca de popularidad e ingresos requiere inversiones tanto de tiempo como de dinero y talento.
Desde Hasoff indican que en promedio, el 56 por ciento de los influencers dedica al menos 4 horas de trabajo a las redes sociales cada día y un 20 por ciento dedica 7 horas diarias a su presencia en redes sociales.
Esto deja en claro que cada post y contenido publicado demanda algo más que los 10 minutos que consume el público final. De hecho, se estima que un 25.9 por ciento dedica entre 30 y 60 minutos a trabajar en cada actualización y otro 25.9 por ciento entre 1 y 3 horas, mientras que un 26.2 por ciento invierte sólo entre entre 10 y 30 minutos.
Con esto en mente es importante que las nuevas generaciones que esperan conquistar las profesiones digitales que la nueva era trajo consigo, no confundan independencia con responsabilidades cero; el compromiso parece ser mayor incluso, si consideramos que estas tareas están en un proceso de consolidación que aún tiene mucho camino por recorrer.