El crecimiento de la economía mundial superará el 3 por ciento en 2018 y en 2019 empujada por la recuperación de 2017, pero la desaceleración que se anticipa en 2020 pone en riesgo el avance en la reducción de la pobreza y en mejorar los niveles de vida, señaló el Banco Mundial en un informe.
Aunque la institución estimó que 2018 será el primer año, desde la crisis financiera de 2008, que la economía mundial funcionará casi a plena capacidad, consideró que a menos que el crecimiento potencial sea revitalizado, esta desaceleración podría extenderse, con serias consecuencias.
“Si no se procura revitalizar el crecimiento potencial, este declive podrá extenderse durante la próxima década y reducir el crecimiento mundial promedio en un cuarto de punto porcentual y el de los mercados emergentes y las economías en desarrollo en medio punto porcentual durante ese período”, pronosticó.
En su nuevo informe Perspectivas Económicas Mundiales 2018, el Banco señaló que el crecimiento de la economía mundial se acercará al 3.1 por ciento en 2018 dado que continuará la recuperación de la inversión, las manufacturas y el comercio, en beneficio de las economías en desarrollo exportadoras de productos básicos.
Sin embargo, advirtió que “en el largo plazo, la desaceleración del crecimiento potencial pone en riesgo los avances logrados en los niveles de vida y la reducción de la pobreza en todo el mundo”.
Las proyecciones económicas
Las proyecciones del Banco Mundial apuntan a que el crecimiento en las economías avanzadas se moderará ligeramente para ubicarse en 2.2 por ciento en 2018, mientras que en los mercados emergentes y las economías en desarrollo en su conjunto, el crecimiento se consolidará hasta alcanzar el 4.5 por ciento.
La baja en los primeros será producto del continúo proceso por parte de los bancos centrales para eliminar de forma gradual las iniciativas adoptadas después de la crisis, en tanto que el repunte en los segundos será consecuencia de la continúa recuperación de la actividad de los países exportadores de productos básicos.
Frente a este escenario, los responsables de diseñar políticas deberán ver más allá de los instrumentos monetarios y fiscales que se utilizan para estimular el crecimiento en el corto plazo, y analizar la implementación de iniciativas que permitan impulsarlo en el largo plazo, indicó la institución.
El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, consideró que esta amplia recuperación en el crecimiento mundial resulta alentadora, “pero no es momento de adoptar actitudes complacientes”.
“Es una gran oportunidad para invertir en capital humano y físico. Si los responsables de diseñar políticas de todo el mundo centran sus esfuerzos en estas inversiones clave, podrán incrementar la productividad de sus países, fomentar el crecimiento de la fuerza laboral y acercarse a los objetivos de poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida”, subrayó.
De acuerdo con el reporte, la desaceleración en el crecimiento potencial es generalizada y afecta a un conjunto de economías que representan más del 65 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
La misma es el resultado de años de escaso aumento de la productividad, combinado con insuficientes inversiones, además del envejecimiento de la fuerza de trabajo mundial.
El panorama presenta además riesgos adicionales, que incluyen el endurecimiento abrupto de las condiciones internacionales de financiamiento; el incremento de las restricciones al comercio y la intensificación de las tensiones geopolíticas, que según el reporte, podrían minar la confianza y perjudicar la actividad.