Por: Eduardo Ruiz-Healy
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Dentro de mi biblioteca mantengo varios libros de texto que leĆ y estudiĆ© hace ya casi 40 aƱos cuando realice los estudios de la MaestrĆa en Administración de Empresas en la Universidad de Minnesota. En su momento me transmitieron los conocimientos mĆ”s adelantados que entonces habĆa en las materias de administración, mercadotecnia, logĆstica, finanzas, investigación de operaciones y otras. De vez en cuando hojeo sus pĆ”ginas y sin quererlo me sorprendo ante lo anticuado de la información y de muchos conceptos ahĆ anotados. Lo anterior no significa que los principios fundamentales de la administración ya no sean vigentes sino que han evolucionado a estadios mĆ”s complejos y sofisticados.
En cuatro dĆ©cadas el conocimiento humano ha avanzado sorprendentemente y cada vez a mayor velocidad. Un cientĆfico calculó que si todo el conocimiento acumulado hasta el aƱo uno de nuestra era fuera igual a una unidad de conocimiento, la humanidad tardó mil 500 aƱos o hasta el siglo 16 para duplicar esa unidad. La siguiente duplicación del conocimiento, de dos a cuatro unidades, tomó sólo 250 aƱos o hasta el aƱo mil 750. 150 aƱos despuĆ©s, para el aƱo mil 900, el conocimiento se habĆa duplicado nuevamente, a ocho unidades. La velocidad en que el conocimiento se duplica se estĆ” acelerando dĆa tras dĆa. Se calcula que la velocidad de duplicación es ahora de 1 a 2 aƱos.
En su libro āLa Edad de las MĆ”quinas Espiritualesā, Ray Kurzweil se refiere a los cambios de paradigma, es decir a los profundos cambios de mentalidad de la Ć©poca, de los valores que forman una visión particular de la realidad en turno.
Para Kurzweil, quien por sus inventos ha sido calificado como el sucesor lógico de Thomas Edison, hasta el año mil de nuestra era los cambios de paradigmas tardaron miles de años. A partir del año mil se requirieron100 años para cada cambio de paradigma. En el siglo 19 hubo mÔs cambios de paradigmas que en los 900 años previos y en los primeros 20 años del siglo 20 hubo mÔs cambios que en todo el siglo 19. Kurzweil calcula que durante el siglo 20 hubo cambios de paradigmas cada 10 años en promedio y que en el 21, el cambio serÔ mil veces mÔs acelerado que en el siglo anterior.
Si me baso en lo que asegura Kurzweil, desde que obtuve mi MBA han ocurrido cuatro cambios de paradigmas. Por ello no debe sorprenderme que mis viejos libros de texto sean absolutamente obsoletos y que la mayorĆa de sus conceptos ya no sean vĆ”lidos ni aplicables en el aƱo 2011.
Vivimos una Ć©poca de cambios de paradigmas en donde la variante es la velocidad y la profundidad del cambio. Esto estĆ” ocurriendo en todos los niveles tanto sociales, como espirituales, conceptuales, polĆticos, económicos, artĆsticos, sociológicos, etc.
Hasta hace unos 20 años un teléfono celular era precisamente eso: un teléfono. Después se le fueron añadiendo funciones como directorio o agenda, pero siguió siendo un teléfono, un aparato para conversar con otra persona que se encontraba lejos. Sin que muchos nos diéramos cuenta, al celular se la añadió la capacidad de enviar y recibir mensajes de texto, luego de poder conectarse al Internet y asà hasta llegar al aparto que hoy conocemos: una verdadera extensión de nuestros cerebro que nos permite conectarnos a los cerebros de millones de personas en el mundo, aparte de poder conversar con muchos de ellos. En solo 20 años fuimos de un teléfono inalÔmbrico (viejo paradigma) a una minicomputadora de un gran poder que ademÔs es cÔmara, grabadora y reloj despertador (nuevo paradigma).
Todo lo hasta aquĆ he anotado tiene un propósito: enfatizar la importancia que en la actualidad tienen el estudio y la especialización. La emergencia de nuevas tecnologĆas y medios de comunicación, la convergencia de diversos medios en uno solo y la desaparición de medios que cada dĆa resultan mĆ”s obsoletos complican mucho la actividad del mercadólogo. El profesional de la publicidad, las ventas, la promoción, la investigación de mercados o las relaciones pĆŗblicas que no estĆ© actualizado en su cada vez mĆ”s angosto campo de especialidad, seguramente fracasarĆ”.