A Kamala Harris la conocimos plenamente durante su campaña a la vicepresidencia de los EUA, constituyendo una potente fórmula con Joe Biden. Es una mujer con un perfil político que complementa muy bien el liderazgo del inquilino del Salón Oval y por esta razón, le ha sido conferido el tema migratorio. No es cosa menor.
Siendo ésta una agenda con muchas aristas, Harris ha iniciado su primer viaje a México y a la zona del llamado Triángulo del Norte (Guatemala, Salvador y Honduras) para conocer no sólo la problemática sino pulsar el ánimo social y la personalidad de sus interlocutores. Un viaje exploratorio.
Hace el periplo arriesgando su propio capital político, toda vez que el tema tiene sus aliados y detractores y estos últimos provienen desde la bancada republicana del Senado, en el que por razones políticas domésticas y un tanto globales, le reprochan no haber ido a la frontera con México para conocer la otra cara de la situación. Un tema de cabildeo clásico.
Los acuerdos alcanzados ayer, que se basan en la inversión de 130 millones de dólares para apoyar una reforma laboral que incentive la zona y ancle los afanes migratorios de la población en cuestión, además de respaldar una política que disminuya el tráfico de personas, impulsan las políticas públicas que deberán permanecer para atacar el problema de raíz. Los incentivos están aquí.
La visita del número dos de los EUA, está lleno de simbolismos entre los que podemos apuntar algunos: somos vecinos, socios comerciales y tenemos un acuerdo comercial denominado el TMEC. De modo que debemos colocarnos en el espectro colaborativo. La posición a adoptar EN LA NEGOCIACIÓN es la de GANAR- GANAR.
En consecuencia, es indispensable construir una narrativa que proyecte una mejor relación diplomática que ampare el cumplimiento de los acuerdos pactados anteriormente y los que esta semana se signaron.
El mundo de ahora es de aliados y no de nacionalismos. Es de cooperación y no de aislacionismo.
Finalmente, el rol de la comunicación en todo este proceso es fundamental, toda vez que el lenguaje de cada discurso, de cada declaración y propuesta debe ser cuidadosamente seleccionado. Lenguaje asertivo y propositivo.
El lobbying, estimados amigos, será fundamental para establecer las bases de una sana cooperación que proporcione satisfactores a ambas naciones.
Nos encontraremos más adelante.