Las relaciones entre los Estados Unidos y Rusia no están nada bien. Los expertos aseguran que se encuentran en mínimos desde la Guerra Fría. En este tenso contexto tendrá lugar este miércoles la cumbre entre Joe Biden y Vladimir Putin.
El contacto se producirá en Ginebra, Suiza, como parte de las reuniones bilaterales paralelas a una nueva reunión de la Otan.
Una cosa es clara: no hay que ser optimistas, no habrá un deshielo en las relaciones entre Washington y Moscú. Nada de eso.
El domingo, antes de que comience la cumbre de los 30 jefes de Estado de la Otan, Biden se encargó de calentar el terreno: “Habrá líneas rojas en las áreas en las que no estemos de acuerdo”, disparó en una entrevista.
Antes, el viernes, Putin, en una entrevista otorgada a la NBC, dijo que Estados Unidos y Rusia “tienen una relación bilateral que se ha deteriorado y que está en el punto más bajo en los últimos años”.
Biden le respondió dos días después: “Es cierto, tiene razón; estamos en un punto muy bajo”.
Un dato importante es que la cumbre se producirá a las pocas semanas de que se produjeran dos ataques informáticos a empresas con fuerte presencia en los Estados Unidos: Colonial Pipeline (que dejó varios estados de EE.UU sin gasolina algunos días) y la mayor productora de carne vacuna proveedora de McDonald’s, JBS.
En ambos casos, Washington culpó de los ataques de ransomware a ciberdelincuentes rusos.
La reunión tiene más condimentos: Global Research, una consultora canadiense, publicó una serie de predicciones sombrías respecto de las perspectivas de las vacunas para el Covid-19 que se fabrican en los Estados Unidos.
“Las vacunas van a producir más infecciones y mortalidad: la evidencia es abrumadora”, publicó respecto de los fármacos que utilizan el llamado mensajero ARNm como vehículo para aplacar la entrada del coronavirus.
El Gobierno de Biden dijo que la ONG canadiense “es todo, menos independiente” y que “está profundamente vinculada al sistema de desinformación y propaganda ruso”.
En un informe, Washington dijo que Global Research es socia de Strategic Culture Foundation, una ONG liderada de manera directa por el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia.
En Estados Unidos dicen que el esfuerzo de Moscú para socavar la democracia en ese país se ha adaptado velozmente a la llegada de Biden a la Casa Blanca y que la fake news sobre las vacunas para el Covid-19 fue sólo una parte de ese intento.
Biden y Putin, frente a frente
La reunión, la primera desde que Biden está en la Casa Blanca, será propicia para que Washington y Moscú hablen de otros dos temas: el número de ojivas nucleares (un clásico de cada encuentro) y la invasión en Ucrania (otro tema recurrente).
La batalla de la desinformación o la “nueva Guerra Fría” comenzó a ser tema entre ambas potencias luego de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 que llevaron a Donald Trump al poder.
Las investigaciones en los Estados Unidos hallaron actos coordinados por una “granja de trolls” con sede en Rusia, la llamada “Agencia de Investigación de Internet”, que hizo todo lo posible para influir en las encuestas.
De hecho, se asegura que Yevgeny Prigozhin, un ex chef de Putin, es el supuesto financista de la granja de trolls.
Esto es algo que Moscú niega, por supuesto.
En Washington dicen que la nueva estrategia de Rusia en el mundo de la desinformación es más sutil y se basa en fuentes reales para luego inventar alrededor de eso historias falsas negativas.
Un ejemplo es la cantidad de historias que se han difundido respecto de la salud de Biden.
Todo se basó en una carta firmada por 120 generales estadounidenses retirados que cuestionaron el resultado de las elecciones presidenciales de 2020 y donde hablaron de la la condición física y mental de Biden. La carta fue real, las historias alrededor, no.