El cuadrante ideológico aparece de nuevo en la vitrina política latinoamericana y su oferta es de cara a las elecciones colombianas que se realizarán en segunda vuelta, el domingo 19 de junio, entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández.

La vertiente de derecha y de izquierda se proyectan en el firmamento cafetalero en forma de acertijo para el elector.

La pregunta que se hacen en Colombia es solo una: ¿quién de los dos les ofrecerá una mejor vida y buenos resultados?

La elección ya tuvo un primer veredicto en su primera vuelta que se llevó a cabo el 29 de mayo y como ningún candidato obtuvo el 50 más 1, no hubo vencedor.

Gustavo Petro obtuvo el 40% de los votos y Rodolfo Hernández, el representante de la derecha, se quedó con el 28% alcanzando así su participación para esta segunda vuelta del domingo 19 de junio. El día D se acerca con rapidez.

Para este segundo enfrentamiento comicial, las encuestas marcan un empate técnico previéndose un cerrado resultado y en donde el actual presidente Iván Duque, parece no ser factor que impacte el resultado.

Veamos las cartas credenciales de los dos finalistas

Gustavo Petro es un político de izquierda, exguerrillero en su juventud y que busca diseñar reformas económicas para reducir la desigualdad en el país. Le acompaña dentro de su fórmula, la activista en pro de los derechos humanos y ecologista, Francia Márquez, quien le acerca el voto de los jóvenes que trabajan bajo esta causa.

En los círculos conservadores se piensa que Petro convertiría a Colombia en un país autoritario, alejado de los modelos económicos neoliberales y ha tomado fuerza el epíteto de la Petrofobia, impulsado por grupos empresariales que temen que Colombia pase a formar parte del bloque de países que forman parte del Foro de Sao Paulo y que se sumaría a Venezuela, Perú, Chile, Nicaragua y Argentina entre otros como México que simpatizan con una agenda socialista.

Por su parte, a Rodolfo Hernández de 77 años, le precede una actividad de muchos años como exitoso constructor en Colombia que le ha llevado a ser comparado con Donald Trump, empresario también de la industria del ladrillo y que lo coloca como un poderoso hombre de negocios que gobernaría bajo parámetros empresariales que harían más eficientes los procesos del trabajo gubernamental.

Hernández no ha podido estructurar un poderoso mensaje y más bien ha atinado a elaborar piezas de comunicación de escaso contenido que no han conectado con el gran elector cafetalero.

A los dos candidatos a la Presidencia de este hermoso país del Cono Sur, les une una sola cosa, el concepto del cambio visto con su propia óptica. Este viejo concepto de la mercadotecnia electoral sigue siendo el eje de las campañas por el mundo y ahora no es la excepción. Cabe comentar aquí que el retroceso también es una opción de cambio, y esto es lo que los grupos empresariales desean evitar.

La democracia de nuevo se pone a prueba y Colombia es ahora el escenario.

Nos encontraremos más adelante.