Las inversiones sostenibles ayudan a reducir riesgos, suponen un cambio profundo en el paradigma económico y aportan rentabilidades estables a los inversionistas.
La Bolsa Mexicana de Valores ha mostrado su interés en ofrecer fondos de inversión cotizados a los clientes. Está ofreciendo opciones de productos de inversión socialmente responsable. A decir de esta institución, los inversionistas muestran cada vez más interés en invertir en fondos que tienen un impacto sostenible en la sociedad. “El aumento y su crecimiento de fondos sostenibles es reflejo de una escucha activa de las necesidades del mercado financiero”, dijo su director general durante un evento en el cual BBVA anunció el lanzamiento de opciones de productos de inversión socialmente responsable, que integran criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo.
La inversión socialmente responsable (ISR) es una estrategia de inversión que tiene en cuenta criterios medioambientales, sociales y de gobernanza empresarial (ASG) para generar rendimientos financieros competitivos en el largo plazo, con impacto social positivo.
La inversión sostenible es uno de los segmentos de más rápido crecimiento dentro la industria de la gestión de activos. Invertir de manera sostenible significa incluir aspectos al margen de lo financiero en la toma de decisiones de inversión.
A finales de los años 60, la oposición a la guerra de Vietnam llevó a estudiantes a exigir que las universidades dejaran de invertir en empresas militares. Ese fue es el punto de partida desde el cual se originó el interés por los criterios a seguir en la inversión y la búsqueda de una inversión ética.
El movimiento moderno por la inversión sostenible comenzó a ganar terreno a finales de los años 90 con el desarrollo de la inversión socialmente responsable que buscaba captar ese interés por invertir siguiendo criterios de carácter ético.
En el año 1999 se lanzó el Dow Jones Sustainability Index, el primer índice mundial que sigue criterios de sostenibilidad, suponiendo un gran paso en la inversión sostenible. Pero el verdadero punto de inflexión, vino cuando la ONU presentó sus Principios para la Inversión Responsable (UNPRI), varios años después de la entrada del nuevo milenio. Esta iniciativa surgió de una red internacional de inversionistas que redactaron esos principios con el objetivo de ayudar a participantes del mercado a comprender los efectos de la sostenibilidad e integrar estos asuntos en sus decisiones sobre inversiones.
El proceso de transformación de las finanzas hacia la sostenibilidad importa más que nunca, puesto que la integración de los criterios ASG en las inversiones conecta directamente con el impacto de la emergencia sanitaria en los mercados.
Un estudio realizado en Estados Unidos sobre más de 200 fondos ASG demuestra que éstos se han comportado mejor que los fondos tradicionales dentro de sus respectivas categorías.
Las tendencias de mercado actuales demuestran un aumento del interés de los inversionistas en finanzas sostenibles y más en concreto en bonos sostenibles y bonos sociales para financiar proyectos que alivien el impacto negativo de la crisis del COVID-19.
En el contexto del COVID-19 si algo se pone de manifiesto es la necesidad de subrayar la dimensión social de las inversiones.
Es más que probable que las empresas que siguen criterios ESG tendrán beneficios políticos o fiscales. Por tanto, los fondos ISR son una buena forma de tener presencia en aquellas empresas que, en algún momento futuro, tendrán ventajas respecto a la competencia.
Por otra parte, las comisiones de los fondos ISR son iguales que en los fondos tradicionales, por lo que la inversión socialmente responsable no supone costos extra. En algunos casos hay incentivos para este tipo de inversiones.
Los fondos ISR tienen a practicar el activismo empresarial para mejorar los criterios ASG de las empresas en las que invierten. Pero estos fondos también buscan rentabilidad, por lo que ese activismo también puede traducirse en mejores decisiones empresariales, que redunden en mejores rentabilidades.
Las ISR contribuyen para Implantar una estrategia de blindaje institucional basada en los preceptos de ASG, la cual permite capitalizar los dividendos de una conducta responsable y sustentable. Crear valor para los inversionistas y construir la cultura de la sostenibilidad en la empresa, aporta valor social. El hilo conductor de las iniciativas ASG es la mitigación de riesgos y la gestión de la reputación. Recordemos que gran parte del valor corporativo se basa en activos intangibles como la reputación. La buena reputación constituye una ventaja comparativa para aquellas empresas que la tienen, puesto que significa buena parte del valor de capitalización de las mismas en el mercado.