De acuerdo con el organismo internacional, la falta de financiamiento en la mujer es alarmante, con un déficit anual de 360.000 millones de dólares.

Algunas de las áreas donde una mayor inversión puede generar un impacto significativo en la reducción de brechas de género son educación, salud, empoderamiento económico y cuidados.

Como comunicadores, tenemos la oportunidad de contribuir a visibilizar la enorme brecha de inversión que existe e incidir en la toma de acción por parte de instituciones públicas, empresas privadas y sociedad civil.

Debemos aprovechar los espacios a los que tenemos acceso, desde las mesas de redacción de los medios de comunicación hasta las mesas de consejo de las empresas, para llevar este mensaje y convertirnos en promotores de la inversión con perspectiva de género.

Consumidores, clientes, colaboradores, comunidades y electores esperan que las organizaciones y sus líderes se involucren en agendas sociales de alto impacto. La inversión con perspectiva de género es una necesidad urgente, pero es también una oportunidad para generar confianza y vinculación con la sociedad, sumando a una causa que favorece no solo a las mujeres, sino al desarrollo económico y social de todas las comunidades, sobre todo aquellas con mayores rezagos.

Acercar información confiable a los tomadores de decisiones en los sectores público y privado puede incentivar la reflexión y la conversación pública al respecto para que más personas, desde su propio ámbito de acción, se sumen a este llamado. A continuación compartimos algunos datos relevantes:

• Educación: en el mundo aún hay 130 millones de niñas que no tienen acceso a la educación. Según el INEGI, en México 6 de cada 10 personas mayores de 15 años sin educación son mujeres.
• Salud: De acuerdo con la OMS, aproximadamente 800 mujeres mueren cada día por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto. En México 4 de cada 10 mujeres tienen dificultades para acceder a servicios de salud. La inversión en salud materna y reproductiva es esencial para garantizar su bienestar y el de sus comunidades.
• Empoderamiento económico: A nivel mundial las mujeres ganan en promedio 20% menos que los hombres al realizar el mismo trabajo. En México la participación de las mujeres en la economía remunerada es de 46%, mientras que la de los hombres asciende a 77%.

• Cuidados: Las mujeres realizan aproximadamente tres veces más trabajos de cuidado sin remuneración. Si el trabajo no remunerado fuera una industria en México, tendría una equivalencia a 24% del Producto Interno Bruto nacional. Una distribución más equitativa de estas responsabilidades beneficia a la sociedad entera, promueve relaciones familiares más saludables, reduce el estrés y fomenta una mayor participación de las mujeres en otros ámbitos sociales y económicos.