Para nadie es un secreto que la inteligencia artificial está modificando de manera radical las interacciones con el mundo que nos rodea. La relación entre marcas y consumidores no ha sido ajena a esta nueva realidad, hecho que a pesar de estar en sus primeras etapas de adopción, ya pone sobre la mesa interesantes cambios en el terreno mercadológico y de comunicación comercial.
Históricamente, las interacciones entre las empresas y sus públicos de interés dependían de contenidos y comunicaciones específicas que buscaban dotar de relevancia a los productos, para introducirlos en el imaginario de los consumidores y así optimizar las oportunidades de ser adquiridos.
La vigencia de este modelo parece cada vez más reducida. Con mayor frecuencia, las personas hoy satisfacen sus necesidades mediante asistentes virtuales o recursos que con una simple fotografía son capaces de entregar recomendaciones que los usuarios validan y adoptan -en muchos casos- como únicas o la mejor opción.