Dónde o en qué lugar del escritorio se resguardan, incluso, ¿será posible contar con una dentro de nuestros ordenadores? Enfrentarse pluma en mano a la vacuidad del papel o mediante un beligerante teclazo, representa y figura el mayor de los retos; la búsqueda de esa primer mayúscula encabezando la acción, es decir, el verbo que motorice y acelere la idea de modo imparable.
En la prosa del conocido “libro abierto” de don Gerardo Reyes; él dejó ver un poco esta misma incertidumbre: “En blanco está, nadie supo escribir nada”. Pero tan solo una estrofa anterior se acusa asimismo: “He sido un libro abierto, donde mucha gente ha escrito”.
El reflejo de nosotros al transcribirnos y mutar sobre un objeto, en este caso la idea de un emprendimiento no hará más que dibujar una parte de la silueta que nos comprende, y aquí habría de procurarse una y varias pausas, ¿cómo deletrearse sin reescribirse? Desprender de nosotros la historia que nos construyó en ese intento punitivo por abandonarse y permanecer intacto a la deriva, y desde la sequedad iniciar una historia nueva. Fijar la mirada a través del retrovisor significa sujetarse a lo único real admisible, en este sentido, tender un ancla figurada de ningún modo significaría temor a navegar es en todo caso reconocer los varios puertos durante una travesía.
Participar y ejercitar el músculo en los llamados parques de innovación, en el caso del parque tecnológico y de innovación tecniA de universidad Anáhuac, nos confronta en cada presentación a narrativas distintas y sobre todo a mirar los contextos de cada emprendedor, lo infaltable es ese aroma de frescura en cada caso y una constante invitación a visibilizar en las presentaciones eso que lleva detrás cada laminilla, eso que no se escribe ni se describe con palabras, descifrar lo intangible en cada trazo. Descubrir o al menos intentar traducir mediante la ambientación cuál es la atmósfera pretendida. Precisamente esa parte neural que el expositor trata de expresar es la única incógnita para despejar en la ecuación. Lo esencial e inmutable, los hilos que mueven la idea, lo que siempre está, pero resulta imperceptible al sentido de la vista. El ¿para qué? Un propósito que algunas veces se entiende mejor de lo que se explica y en los más de los casos un protagonista ausente en la exposición.
Imaginemos ser espectadores en una justa medieval y a cada extremo un caballero cubierto de una briosa greba, elegir en la contienda por la armadura mejor presentada o la más destellante sugiere en sí mismo ignorar al portador. Un poco de esto nos ocurre inevitablemente en las reuniones de mentoría, estos espacios en general cumplen a cabalidad con los procedimientos, orden, planteamiento de objetivos, digamos, como en el caso de los antagonistas en la arena, lo que vemos son cuerpos bien vestidos.
Instalarse en esa soledad e inventar lo vacío alrededor de lo lleno asemejaría habitar un planeta sin la inmanente fuerza de gravedad, tanto como proyectarse de modo antinatural. La figura de la hoja en blanco contrapone en cierta medida nuestra naturaleza, evitarnos y escurrirnos de nosotros frente a la intención de crear parecería instalarse en el autosabotaje. Tal vez la recomendación de iniciar sobre de una página vacía sea la mejor opción, solo que, esta será parte de una obra conformada de varias páginas y todas pergoladas en un libro permanentemente abierto.
Referencias
Libro abierto, autor, Gerardo Reyes
