En la era de las redes sociales digitales, ahora los compradores hacen otras cosas. Actualmente algunos grupos ponen más atención a los que algunos llaman “los jefes de moda”, estos son los influencers.
Estas personas se han hecho de muchos seguidores con actividades que parecen simples como opinando, publicitando, y muchas veces presentando una diversa gama de productos. Su notoriedad proviene del uso inteligente de las redes sociales como Facebook, Instagram, YouTube, Snapchat o TikTok.
Hacen cosas diferentes a los embajadores de marca que hemos visto mucho en el pasado. Aunque su negocio parece frívolo, para nada lo es.
Para los consumidores, los influencers son tanto un anuncio ambulante como un pretendido amigo de confianza, se identifican ampliamente con ellos. Su trabajo consiste en ser un intermediario entre el consumidor y la marca que promociona.
Para los directivos y propietarios de grandes y pequeñas marcas, el influencer representa una clara manera de entablar relaciones con específicos segmentos de mercado como son los llamados millenials o la Generación Z, entre otros. Estos consumidores son responsables de casi tres cuartas partes del consumo global de mercancías.
Cada vez estos grupos de consumidores son más notorios, persistentes además de mejor preparados para comprar.
Los influencers tienen sus ingresos de variadas formas. Es indiscutible que diversas empresas los contactan para que usen y recomienden sus productos promocionando sus marcas entre sus admiradores. Por lo que es posible decir que esas empresas les dan algún pago por hacer promocionarlos.
La cosa va más allá, ya que es común que los influencers reciban gratificaciones por parte de sus seguidores. Esa es la manera en que se mantienen al inicio de su identificación como influencer, y, conforme crece su base de adeptos, esos ingresos se incrementan.
Es casi nula la información que se conoce sobre los montos que esos influencers reciben por parte de esa base de consumidores. Es probable que estos influencers hayan iniciado su evolución hace años. Las redes sociales digitales en la última década los ha disparado a niveles nunca antes vistos.
En China y Estado Unidos hablan de varios miles de millones de dólares el valor que en conjunto representan en cada país. En noviembre de 2021, Chic Magazine hacía una relación de los influencers más ricos de México. Sus ingresos están en el orden de los miles de dólares al mes.
Se les atribuyen millones de seguidores sólo en el país. La mayoría tienen menos de 30 años de edad por lo que se identifican con grandes segmentos de consumidores. Los productos y marcas que promocionan son muy diversos, desde moda, perfumes, productos de consumo, vehículos, hasta experiencias y más.
Uno de los valores que los influencers reflejan es autenticidad, lo que les permite ser aceptados por sus fans ya que se visualizan en ellos y en muchos casos quieren ser como ellos.
Los influencers se adecuan muy rápido a las circunstancias que les permiten los medios donde se desarrollan.
Existen influencers que ofrecen charlas y presentaciones serias y muchas otras poco serias. Todo depende de lo que demande su público. Su actividad cotidiana es difícil desarrollarla por otros personajes que hacen publicidad como son los embajadores de marcas.
Viviremos con los influencers por muchos años y el ecosistema publicitario ya los ha adoptado como personajes de valor para hacer llegar sus productos influyendo en la mente de los consumidores.
Por: Dr. Jorge A. Wise, Profesor de Marketing y Negocios Internacionales de CETYS Universidad, miembro de la CETYS Graduate School of Business