A los antiguos griegos el exceso de información les parecĆa una insensatez; HerĆ”clito, y mĆ”s tarde Demócrito, estaban en contra de la polymathĆe, el almacenamiento excesivo de datos que acaba interfiriendo con la inteligencia. Esta manera de acceder al conocimiento, fundamentada en ese mandamiento griego que dice ānada en demasĆaā, ha desaparecido en estos tiempos, en los cuales se fomentan varios tipos de excesos, entre estos el de la información.
En una reunión con los integrantes de los consejos editoriales de Reforma, Alejandro Junco nos dijo que āla sociedad actual estĆ” plagada de información y sedienta de conocimientoā.
SĆ, hoy vivimos en la polymathĆe de la que huĆan los griegos, basta mirar la pantalla del telĆ©fono móvil para que nos caiga una catarata de información que, sin ningĆŗn tipo de reflexión previa, absorbemos y almacenamos. En un rato de exposición a la pantalla recibimos mĆ”s datos de los que recibieron HerĆ”clito y Demócrito en toda su vida. Y ĀæquiĆ©n produce razonamientos mĆ”s potentes?, ĀæquiĆ©n tiene mejores ideas?, Āælas ideas de quiĆ©nes han sobrevivido 2 mil 400 aƱos? Claro que las de aquellos que seleccionaban el conocimiento, que no vivĆan como nosotros, atiborrados de esa información que recibimos dócilmente, ingenuamente, irresponsablemente y hasta con mucho entusiasmo. Los griegos manejaban poca información, unas cuantas verdades sólidas que rumiaban a lo largo de su vida, mientras nosotros nos ahogamos en la abundancia y en la palabrerĆa.
En un artĆculo publicado en Milenio Diario, Jordi Soler dice que āuna cabeza informada en exceso no tiene margen para el pensamientoā Menciona que esto lo tenĆan muy claro Confucio, Lao-Tse.Ā Atribuye a Juan JosĆ© Arreola la afirmación de que ābastan sólo unas cuantas verdades, no todas porque el exceso de información, por mĆ”s verdad eterna que sea, termina confundiendo y desinformandoā. El escritor decĆa que habĆa leĆdo pocos libros, pero muy bien leĆdos.
Con el bombardeo mediÔtico al que estamos sometidos actualmente mientras estamos despiertos, la cantidad de información que circula en redes sociales y diversos medios y la necesidad de estar informados, caemos inevitablemente en la información falsa.
La UNESCO propone claves para evitar la desinformación āonlineā, ante la situación de incertidumbre y continuos cambios que estamos padeciendo como sociedad. Esta institución desarrolló el concepto de AMI o āAlfabetización MediĆ”tica e Informacionalā, que refiere las competencias que un ciudadano debe tener (conocimientos, habilidades y aptitudes) para poder buscar, evaluar crĆticamente y utilizar el contenido de los medios de comunicación de manera apropiada. Unas habilidades que cobran especial relevancia hoy, en el contexto de la propagación de informaciones no contrastadas que circulan por la red cada dĆa.
El Marco de Competencias de la UNESCO combina dos Ć”reas distintas ā alfabetización mediĆ”tica y alfabetización informacional ā bajo el paraguas del tĆ©rmino AlfabetizaciónĀ MediĆ”ticaĀ eĀ Informacional.Ā UNESCO plantea que si logramos tener mĆ”s cantidad de āciudadanos AMIā podrĆamos conseguir una sociedad mejor informada y alfabetizada en medios de comunicación para que cada persona se convierta en la mejor defensa contra la desinformación evitando negativas consecuencias de la desinformación. La UNESCO indica que, a travĆ©s de las siguientes acciones cotidianas, todos podemos llegar a ser consumidores responsables de información.
- Ante un medio desconocido, intentar comprobar su veracidad.
- Al leer una determinada información, tratar de identificar las fuentes.
- Conocer bien los diferentes canales de información que existen en la actualidad, asà como los principales proveedores de información.
- Contrastar una misma información con otros medios de referencia.
- No compartir contenidos en las redes sociales sin antes haber comprobado la veracidad y calidad de los mismos.
- Denunciar en cada red social aquellas informaciones falsas.
- Identificar cuando un artĆculo es patrocinado.
- Conocer las diferentes iniciativas tanto nacionales como internacionales que instituciones y gobiernos promueven para luchar contra las āfake newsā.
Todos podemos aportar nuestro granito de arena ante esta situación. Una sociedad sana es también aquella que estÔ bien informada.