Durante las campañas políticas el manejo de la imagen es fundamental, porque es un proceso que se da en la mente de las personas y a cualquier marca que se considere o vea, se le otorga personalidad, genera actitudes pertinentes, estímulos y respuestas, a pesar de ello, trabajar en una imagen pública no significa que se tenga definida de manera absoluta.
La percepción de la imagen se da en todos los ámbitos: en el de los maestros, empresarios, políticos. Hay políticos inteligentes, radicales, moderados, centrados, este tipo de perfiles se van formando de manera particular y la imagen de un candidato o partido es lo que la gente piensa de él.
Para la formación y mantenimiento de la imagen se consideran cuatro elementos:
- Lo que el candidato dice de si mismo a través de su campaña, spots, estrategias, eventos.
- Lo que el candidato significa para la gente: ¿significa más de lo mismo? ¿significa vanguardia? ¿significa juventud?
- Lo que la gente dice del candidato: Tiene que cuestionarse ¿qué rumores dicen de mí? Por ejemplo, se puede decir entre la gente ciertos rumores sobre el gobernador en turno.
- Lo que le pasa al candidato: Eventualmente a un candidato, en una campaña le pueden pasar muchas cosas que van transformando su imagen.
Para desarrollar una campaña política es necesario que se planifique la integridad de la estrategia, porque puede haber buenas campañas, pero no siempre dan buenos resultados o puede haber buenas ideas pero no dan buen resultado.
Muchas de las respuestas que uno pueden tener en materia de planeación electoral, están vinculadas a tener en claro cuáles son los temas que inquietan a la gente, que es lo que en verdad le interesa, donde está la oportunidad que podemos tener en nuestra campaña, como podemos hacer clic con la gente, ver cual es la correspondencia con el discurso electoral.
Se tienen riesgos serios si no hay correspondencia del partido, del candidato, con lo que la gente espera, porque pesan ambas: la marca del partido y la marca del candidato para la toma de una decisión, por lo que ninguno de los dos elementos pueden menospreciarse.