La competencia en el mercado actual no está dictada por ofrecer simplemente el mejor producto; la experiencia es el nuevo terreno de batalla y Starbucks lo sabe.
La marca de la sirena verde es consciente que su cliente no paga por una taza de café; el precio de cada bebida y panecillo es aceptado y pagado por la experiencia que ofrece el establecimiento en sí mismo y todo lo que ahí se conjuga. La gente compra la “experiencia Starbucks”, no sólo un café firmado por la marca.
En este sentido, Starbucks se ha destacado por ser especialista en el diseño de experiencias, lo que de manera inmediata se ha visto reflejado en sus números de negocio.
A nivel mundial la marca, de acuerdo con sus reportes, registra más de 80 millones de clientes cada semana, lo que es igual a 3 mil 840 millones de personas atendidas cada año, números que han permitido a la cadena de cafeterías surgida en 1971, genera ingresos por más de 22 mil 390 millones de dólares (2017), de acuerdo con datos de Statista.
Con estas cifras, la firma ha logrado convertirse en un negocio que crece de manera exponencial a lo largo y ancho del planeta, con lo que vale la pena mirar más de cerca su desarrollo a nivel mundial para entender lo que una estrategia sólida basada en la experiencia del cliente es capaz de entregar en términos de negocio: