El streaming se ha convertido en una potencia mediática, debido al impacto que han tenido sus contenidos ante audiencias cada vez más interesadas en vivir experiencias mediante historias que ven, a través de plataformas que se adapten a sus estilos de vida.
Los contenidos se han convertido en poderosos recursos comerciales, con los que la industria de medios ha podido evolucionar formatos como las series, programas nocturnos o películas, con ingresos estimados a nivel mundial para esta industria, por 80 mil 648 millones de euros a lo largo de 2018, según proyecciones de PwC.
Con esto en mente, resulta interesante observar cómo se ha logrado evolucionar el formato de los contenidos, para lograr recursos que logran explotar al máximo el poder de una historia, determinada en todo momento en convertir a sus personajes, en exitosos productos de merchandising y a la historia, en una franquicia con gran impacto comercial.
Para entenderlo de mejor forma, resulta indispensable observar la polaridad que representa Netflix contra la televisión, con resultados en millones de usuarios, millones de televisores conectados y una experiencia que ha motivado a la producción de contenidos originales y la explotación de las historias, cada vez con mayor interés en lograr transformar, ya sea una historia a través de YouTube o la experiencia que han logrado series como The Big Bang Theory.