De alguna manera, la sociedad se acostumbró a no decir toda la verdad en los negocios, en las relaciones personales y en las pequeñas cosas. Un estudio adelantado por la Universidad de Southampton en el Reino Unido, identificó que una persona en promedio dice tres mentiras en una conversación de diez minutos.
La pregunta que debemos hacernos en este punto es si ante esta tácita aceptación ¿es posible hacer negocios y emprender un proyecto?, pero dar una respuesta honesta, primero desarrollemos lo que significa este concepto y el alcance que tiene en nuestras relaciones, y en este caso, lo que más nos atañe en este espacio: la posibilidad de llevar a buen puerto los proyectos que lideramos.
La verdad semánticamente se define como el momento en el cual una intención, un propósito, debe encontrar una verificación en la realidad; sin embargo, cada sistema filosófico adjudica una dimensión diferente a este concepto. Se considera a la ‘verdad’ como un valor ético, que agrega sentido al respeto ante las personas. Por su parte, la Real Academia de Lengua Española (RAE) la define como: conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa.
Ya en el siglo XIX, lo había expresado Abraham Lincoln, presidente de los Estados Unidos: “Ningún hombre tiene suficiente memoria para tener éxito en mentir. Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si quieres poner a prueba de verdad el carácter de un hombre, dadle poder”.
La verdad como modelo empresarial
Los clientes de compañía, por lo general, no se pierden porque un producto o un servicio no funciona adecuadamente; sino, porque no se sienten correctamente atendidos durante su experiencia con la marca, porque no se cumplen las promesas hechas al momento de hacer una compra, establecer un convenio o definir un proyecto. No hay nada que un usuario resienta más durante su relación con una organización que alguna de estas faltas.
Los momentos de la verdad corresponden a esos instantes en el que los expertos denominan como ‘moment of truth’ y que son aquellos puntos de contacto entre el cliente y la empresa considerados más importantes y críticos. Es en este espacio en donde los emprendimientos tienen la posibilidad de definir la forma como van a crecer y en el camino que eligen para hacerlo. Son los que definen la forma como serán percibidos por los clientes, usuarios, proveedores y hasta por los mismos competidores.
Crecer y evolucionar apalancados en la verdad de las acciones, la oferta de valor y en los compromisos que se establecen es avanzar hacia un modelo sólido y que sea capaz de soportar los continuos desafíos que se presentan durante un emprendimiento. Ofrecer productos, servicios o precios que no son reales es comprometer seriamente el capital más importante de la compañía: La confianza.
La verdad, en el sentido amplio de su definición en el mundo de los negocios, debe estar plasmada en cada uno de los escenarios con los que interactúa; en esos clientes que están buscando, de cara a los posibles inversores que queremos atraer, pero también para nuestro círculo más cercano, con nuestro equipo de colaboradores y hasta con nosotros mismos. Si no somos honestos y claro con las reales expectativas que tenemos con nuestro emprendimiento, difícilmente podremos trasladarlos en un mercado demandante y cada vez más exigente.
Mentir para evitar perder un negocio, un empleado o un trabajo, o por el hecho de evitar una posible confrontación no es más que hipotecar la gestión que se pueda realizar a continuación y restringir los resultados a un compromiso que difícilmente se puede cumplir a futuro. Ante momentos de precisión, lo mejor es tomar un respiro y evaluar la situación en su totalidad, apresurar la decisión sólo posterga una verdad que tarde o temprano se tendrá que asumir.
Es posible que ante ciertas situaciones nos veamos expuestos y aunque resulte más simple omitir algunas partes o compromisos en lo que decimos o en la forma como actuamos; la verdad es lo único que define el alcance de nuestros actos cuando hacemos negocios.
Bajo la influencia de las “fake news”
La mentira, o el no decir toda la verdad de forma intencional hace parte de nuestra cultura. Hoy podemos considerar que estamos en la época de las “mentiras falsas”. A menudo recibimos información de diferentes fuentes y posteriormente vemos como son desmentidas o al menos que generan un manto de duda en los mensajes que nos llegan.
Gartner, investigadora de mercado destacó en su informe ‘Predicciones tecnológicas’ que para 2022 se consumirá más información falsa que noticias verdaderas, sin embargo, la asesora también informó que como respuesta a este comportamiento para el 2023, hasta el 30% de las noticias mundiales y el contenido de vídeo se verificarán mediante la tecnología blockchain y así contrarrestar las famosas ‘noticias falsas’.
Decir la verdad en el trabajo demuestra un compromiso a la integridad que es valorado por los empleadores, compañeros y clientes. Proceder con honestidad en cada uno de nuestros actos, puede ser una experiencia liberadora y a pesar de las dificultades que se puedan presentar en el día a día, para conseguir los objetivos que nos hemos trazado y darle así la real importancia que tiene el camino que elegimos para llegar hasta ese punto.