Las crisis de marca pueden ir relacionadas con un problema en particular dentro de la industria, o con actos que son tomados como una violación a las estipulaciones de una nación o de los valores de una sociedad. Atravesar por una dificultad como éstas puede desencadenar el descontento del consumidor y, por lo tanto, su cambio de percepción hacia la compañía.
No es conveniente obtener un consumidor descontento tras una crisis, ya que éste tiende a compartir su malestar con 10 personas en promedio, de acuerdo con estimaciones de Apparel Magazine. Y aunque estas situaciones se dan en diferentes industrias, vale la pena destacar la alimenticia.
Estudios de Ipsos proyectados por Statista revelan que el 97 por ciento de los consumidores les afecta la precedencia de los alimentos y la seguridad con la que son manejados, así como un 74 por ciento que señala ser más selectivo con las marcas que selecciona en el punto de venta, siempre al considerar la reputación que tienen.
Atravesar por una crisis de marca dentro de la industria alimenticia es una etapa difícil de superar, además de que deben pasar varios años para reponer la imagen de una marca y es que el 71 por ciento de los consumidores señalan disminuir su atención a estas compañías, además de que las recomendaciones –publicidad boca en boca– disminuyen, pues el 44 por ciento reconsidera la decisión de hacerlas a familiares y amigos.
Vale la pena recordar que reportes del Washington post y The Dodo, la asociación United Egg Producers (UEP) –que representa al 95 por ciento de los productores de huevo en Estados Unidos- anunció que para 2020 la práctica del sacrificio de pollitos será erradicada, y es que diferentes videos sobre esto dejaron consternados a los consumidores de este sector.
Las medidas que el consumidor toma se reflejan al tener mayor conciencia al comprar determinadas marcas, ya que evalúan qué otras opciones similares hay, y que no pasen por un problema de este tipo.