Poco se habla o se sabe de la huella hídrica, el indicador medioambiental que mide la cantidad de agua dulce que utilizan, en este caso, los alimentos.
Es cierto: el consumidor está cambiando, motivado por los grandes cambios sociales y ecológicos en el mundo; en muchos sentidos, existe una nueva mirada hacia los hábitos de consumo.
Una reciente encuesta revela que 2 de cada 3 consumidores están dispuestos a pagar más por un producto de marcas sostenibles, una tendencia que viene pujando, sobre todo, entre las generaciones más jóvenes.
Partiendo de esta premisa, el problema de la escasez de agua lleva años siendo una alerta en varias partes del mundo, motivo por el que se han realizado todo tipo de campañas con el fin de hacer un llamado a la población mundial para cuidar al vital líquido.
Al día de hoy, según los datos presentados en el 2020 Ecological Threat Register, cerca de dos mil 600 millones de personas en todo el mundo viven en países que corren un mayor riesgo de quedarse sin agua, razón por la que, incluso, para el año 2040, esta cifra podría aumentar hasta los 5.400 millones.
La situación para nuestro país, se vuelve todavía más alarmante, pues dicho informe también detalla que, en la región de América Latina, México y Chile son los países con un mayor riesgo de quedarse sin agua.
Por otro lado, de acuerdo con información de la UNICEF, en todo el mundo hay más de mil 420 millones de personas que viven en zonas donde la vulnerabilidad hídrica es alta o extremadamente alta. De dicha cifra contabiliza 450 millones de niños. Esto quiere decir que 1 de cada 5 niños carece de agua suficiente para satisfacer sus necesidades básicas.
La huella hídrica de los alimentos
El estudio “El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2020”, realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), da a conocer cuáles son los alimentos que traen consigo un uso mucho mayor de agua, es decir, que su huella hídrica es más amplia en comparación con los vegetales.
Tal como lo señala la gráfica depositada arriba, para la producción de un kilogramo de carne de res o carne vacuna, se necesitan hasta 15.400 litros de agua dulce, siendo este el alimento cárnico menos sostenible en términos del uso del vital líquido.
La carne de de oveja, la carne de cerdo y la carne de pollo son, de igual forma, algunos de los alimentos que dejan una huella hídrica insostenible, ya que requieren de 8.800, 6.000 y 4.300 litros de agua respectivamente por cada kilogramo.
Las frutas y las hortalizas se ubican del lado contrario de la balanza, ya que necesitan de 960 y 320 litros de agua para producir tan sólo un kilogramo.