El fabricante chino de equipos de telecomunicaciones Huawei Technologies demandó este jueves al gobierno de los Estados Unidos. Dice que una ley limita sus negocios en ese país y que es inconstitucional.
Este contraataque de Huawei aumenta (aún más) la lucha de la gigante china contra el objetivo del gobierno de Donald Trump de cerrarle la entrada a los mercados globales.
En un comunicado, Huawei explicó que presentó la demanda en un tribunal federal de Texas impugnando la Sección 889 de la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA, por sus siglas en inglés), promulgada por el presidente Trump en agosto de 2018.
Allí se prohíbe a las agencias federales y sus contratistas adquirir sus equipos y servicios.
Esta disputa es un capítulo más de la larga confrontación entre intereses chinos y estadounidenses, una pelea que lleva más de un año y que comenzó con miles de millones de dólares en aranceles mutuos a las importaciones de bienes y servicios.
Uno de los últimos rounds fue el ocurrido en Canadá en diciembre pasado, cuando el gobierno de ese país arrestó a Sabrina Meng Wanzhou, la directora financiera de Huawei (e hija del fundador del gigante chino), a solicitud de los Estados Unidos.
“Estamos obligados a presentar esta acción legal como un último recurso”, dijo el presidente de Huawei, Guo Ping, en un comunicado de este jueves justificando la demanda en Texas. “Esta prohibición es ilegal y restringe a Huawei a participar en una libre competencia; también y perjudica a los consumidores de los Estados Unidos“.
Una pelea de fondo
El conflicto con Huawei no se trata de teléfonos, sino de equipos y software de telecomunicaciones.
El gigante chino es el mayor player mundial en ese creciente mercado, justo cuando se espera que explote con la llegada masiva del 5G. Los otros son Nokia, Ericcson, la china ZTE y Samsung.
Lo que más asusta a Trump es que esta tecnología china este detrás de cada uno de los smartphones estadounidenses, incluso en los de las agencias federales.
Se trata de una “guerra silenciosa” de kits de redes, de protocolos y de certificados que no se ve, pero que subyace detrás de toda esta disputa.
Estados Unidos y algunos otros países (como Australia y Nueva Zelanda) dicen que los protocolos chinos de redes podrían permitir el espionaje asiático. Por su parte, Huawei niega que sus equipos presenten algún riesgo de seguridad.
En su demanda, Huawei dijo que sus “equipos y servicios están sujetos a procedimientos de seguridad avanzados, y no se han documentado vulnerabilidades de seguridad en ninguno de los más de 170 países del mundo donde se utilizan”.
Al mismo tiempo, Washington presiona a sus aliados en Europa para que no usen tecnología de Huawei al construir sus redes 5G.