El primer anuncio publicitario en televisión fue la imagen de un reloj sobre un mapa. 75 años después esta industria ha tenido una evolución que cada vez es más sorprendente. Hoy las piezas publicitarias son obras de arte que conectan con los sentimientos.
El 1 de julio de 1941 se transmitió en televisión lo que se considera el primer comercial. Era un spot de la marca de relojes Bulova, con una duración de diez segundos en los que se ve un reloj sobre el mapa de la Unión Americana y se escucha la frase “Estados Unidos corre al tiempo de Bulova”.
De acuerdo con Ad Age, el primer spot comercial de TV se transmitió durante un juego de beisbol entre los Dodgers y los Phillies. El anuncio tuvo un costo de 4 dólares y fue visto por cerca de mil personas.
Desde aquel momento hasta hoy los comerciales de televisión han pasado por una evolución constante. De los anuncios en los que una persona, muchas veces una celebridad, hablaba a la cámara sobre las virtudes de un producto, hemos llegado a anuncios que pueden considerarse piezas artísticas de gran impacto.
En 1984 Apple rompió los moldes de lo que era un anuncio publicitario, al contar una historia al estilo cinematográfico y creo una tendencia que existe hasta nuestros días.
El primer anuncio tuvo un costo de producción de cuatro dólares. Hoy los comerciales pueden ser más caros que una película. Por ejemplo, el anuncio de Le Film de Chanel, protagonizado por Nicole Kidman, costó 33 millones de dólares.
Hoy los comerciales no son hechos sólo para televisión. YouTube, Facebook y otras plataformas digitales son el lugar donde los anuncios viven y se archivan para la posteridad. En está década hemos visto algunos de las piezas más épicas en la historia de la publicidad.
Hoy los anuncios van más allá de mostrar productos, cuentan historias que apelan a nuestros sentimientos y gracias a los efectos especiales y la tecnología cualquier cosa imaginable puede convertirse en una pieza publicitaria. Y no olvidemos que todo comenzó con un reloj en la pantalla.