Por: Arturo Mora
Twitter: @morawar
Uno de los principales objetivos que busca la publicidad es que los productos y los servicios que se anuncian sean memorables, que la gente los recuerde.
Y se demuestra en marcas que todavía hasta la fecha, y después de más de 4 décadas, siguen estando en el mercado. Ya sea porque siguen estando en la preferencia de la gente por su calidad o bien porque la gente ve en ellas a aquel producto que ha sido utilizado de manera tradicional en su familia y por eso lo prefieren.
Inclusive, muchos de los productos que había en aquellos años, ya ni siquiera existen en el mercado, pero si hay personas que siguen recodando sus comerciales, sus jingles o sus frases publicitarias.
La publicidad de hace 45 años, en 1968, muestra una imagen del México actual (de aquellos años, por supuesto). Sus calles, su gente, su moda, sus costumbres.
Algo que la publicidad de nuestros días sigue haciendo. Como fenómeno social, esta disciplina representa la actualidad de la sociedad, aunque idealmente debería ser un reflejo de la misma, no siempre este reflejo es tan fiel. Más adelante retomaré este tema.
Esa publicidad de 1968, da una muestra de lo que en aquella época era moderno y presente, recordando a la gente que, aunque fuera una crema o un limpiador de pisos, no eran ajenos al gran acontecimiento internacional que estaba ya en la puerta y que ponía al país en los ojos del mundo. La primera vez en la historia olímpica en la que una mujer llevaba la antorcha para encender el pebetero en la inauguración.
Una imagen significativa para las mujeres de aquella época, donde se podían ver en la publicidad como amas de casa felices al limpiar su casa con productos que le ayudarían a tener más tiempo extra para sus actividades diarias: “¿Gusta de entretener sus horas libres? ¿Le gusta tejer y hacer curiosidades? ¡Entonces no tires los envases vacíos de Cloralex!” “Gratis pida el folleto ¿Qué hacer con los envases vacíos de Cloralex?…”
Probablemente algunos de los lectores reconocerán estos spots y muchos otros no, como yo, que en aquella época tenía un año y no me enteraba de nada de lo que salía en la TV, pero gracias a la tecnología actual, nos podemos dar cuenta de lo que estaba sucediendo en aquella época en materia de publicidad.
Aquí la muestra:
1968. Un año muy movido: “La Primavera de Praga”; la guerra de Vietnam; el “Mayo del 68” en la plaza de la Sorbona, en París; Nixon como nuevo presidente de EEUU; las Olimpiadas en México y también el movimiento estudiantil que tuvo momento crítico y nefasto en la Plaza de las tres Culturas en Tlatelolco.
Lo que se mostraba en los spots antes vistos era la inocencia de mostrar un producto y los beneficios de este, siendo ajenos a las tribulaciones que había en el “mundo exterior” (por decirlo de alguna manera). Esto no quiere decir que los publicistas o los anunciantes fueran indiferentes a lo que estaba sucediendo tanto a nivel nacional como internacional. Se sabía lo que estaba sucediendo a través de las noticias, aunque fuera de una manera no tan clara, pero estaban al tanto de lo que pasaba.
Entonces, efectivamente, la publicidad mostraba a sus productos en una convivencia acorde a lo que vivía una parte de la sociedad mexicana, representando su vida diaria, pero eso sí, sin ser un reflejo fiel de lo que ocurría. La problemática social y política de aquellos tiempos no era campo de la publicidad.
Esos spots forman parte de la historia y los productos han llegado a ser memorables para que la gente los siga usando. También el 2 de octubre de ese año forma parte de la historia. Vale la pena que también sea memorable para que en estos momentos tan difíciles y en el futuro no se vuelva a repetir. Y hoy ya son 45 años.
