Un anuncio de 30 segundos de duración puede ser el comienzo de un desafío entre la industria hotelera y la compañía de renta de viviendas Airbnb.
Se trata de un video lanzado por la organización Share Better, supuestamente conformada por vecinos preocupados por modelos de economía colaborativa como el de Airbnb, al acusar que este tipo de servicios corrompe los contratos de arrendamiento, haciendo que incluso se agrave una crisis de vivienda que existe en Estados Unidos, señalan.
En el video que aparentemente da el testimonio de una mujer afroamericana, esta asegura que es “rechazada todo el tiempo de Airbnb, los anfitriones van de una excusa a otra, merecemos algo mejor”.
Frente a este incidente, una declaración hecha por la compañía señaló que si bien no han observado el anuncio que denuncia una actitud racista por parte de los propietarios de Airbnb “sabemos de grandes cabilderos de hoteleros que pagaron por esto, harían cualquier cosa para engañar a las personas sobre Airbnb”.
Estos dos hechos tensan aún más la relación entre la industria de hoteles, con una proyección de ingresos al cierre de 2016 por 550 mil millones de dólares a nivel mundial y Airbnb, que tiene estimados ingresos, tan solo en Nueva York, por poco más de 610.99 mdd, de acuerdo a HVS Global Hospitality Services y HANYC (2016).
Esta no es la primera vez que un modelo de negocio innovador parece enfrentarse a una gran industria establecida, ejemplo de ello es Uber, aplicación que ofrece servicio de transporte privado pero que en diversas partes del mundo ha tenido que sortear la negativa de los gobiernos para operar, ante la apuesta que estas administraciones hacen porque permanezcan los taxis, como la única opción de transporte en su tipo.
In a recent poll conducted by the Metro Newspaper Londoners voted 3-1 infavour of the TFL restriction on Uber.RT pic.twitter.com/PdtjwE700P
— Antoin McEamon (@etapboy) 15 de octubre de 2015
Frente a estas cifras es importante tener en cuenta proyecciones como las hechas por Nielsen al señalar que en 2014, consumidores latinoamericanos estaban dispuestos a ofrecer sus propiedades (viviendas/automóviles), mientras que 73 por ciento dijo estar dispuesto a compartir de otros, por lo que este modelo económico sigue siendo una oportunidad para el desarrollo de nuevos formatos colaborativos.
