• Se espera que HBO Max ponga mensajes similares a los que WarnerMedia ha puesto a otros contenidos en streaming

• Por lo general, este tipo de advertencias reconocen la presencia de representaciones anticuadas, pero justifica su reproducción

• Es posible que, en el futuro, se añadan cápsulas con más información contextual sobre los filmes más controversiales

Existe una característica notable tanto de la publicidad como del cine y, en general, de todas las representaciones artísticas. Todas ellas son un reflejo de la ética e idiosincrasia de cada sociedad en el momento de su concepción. Esto permite que las personas puedan ver cómo ha ido evolucionando la sociedad con el paso de los años y siglos. Sin embargo se tiene que reconocer que, con herramientas como el streaming, esta reflexión puede ser un poco dura.

No hay nadie que lo sepa mejor que HBO Max. De acuerdo con The Verge, la plataforma justo eliminó uno de sus filmes de su catálogo de streaming. Se trata de Gone with the Wind, una producción que fue duramente criticada por Los Angeles Times hace unos días por su enorme contenido racista. Esta opinión resulta particularmente dolorosa para WarnerMedia, la dueña de este proyecto, considerando el descontento social que existe en Estados Unidos (EEUU).

Sin embargo, la marca decidió lidiar con este filme de una forma espectacular. HBO Max quitó temporalmente la película de su catálogo de streaming. Un vocero de la compañía confirmó que se va a restaurar en unos días, en cuanto se coloque un mejor contexto sobre el filme. El objetivo de la aclaración será distanciar a la compañía de las representaciones racistas que abundan en la cinta. Pero reconociendo que se deben analizar para evitar futuros errores.

¿Una nueva lección de streaming para Disney?

El tema del racismo siempre ha sido importante en EEUU, por la eterna lucha entre el sector afroamericano y la población caucásica. Sin embargo, en los últimos día ha explotado. Por las marchas en contra del asesinato de George Floyd, marcas como Nike y New Balance se han comprometido a reforzar su lucha contra este fenómeno. Al igual que la empresa de streaming, varias compañías limitaron, modificaron o suspendieron eventos y productos por esta causa.

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Cabe resaltar que no es la primera vez que el acercamiento de WarnerMedia a las anticuadas representaciones sociales en sus producciones llama la atención de la prensa. Hace unos meses que las diferencias entre la forma en la que esta empresa, aún sin un streaming, había superado a Disney en transparencia y responsabilidad hicieron olas. Con esta nueva decisión, HBO Max y su empresa madre vuelven a diferenciarse de la casa del ratón y otras rivales.

La lección para Disney y otras plataformas de streaming ahora es la misma que entonces. No es posible (ni recomendable) fingir que el racismo (y otros elementos sociales negativos) jamás existieron. La única forma de lidiar con ellos es reconocerlos y condenarlos claramente. Aún si corresponden a antiguas posturas de la misma compañía. De lo contrario, no se puede llegar a reflejar una verdadera autenticidad y motivación para reducir la incidencia de esos fenómenos.

Otros frentes de batalla en la lucha contra el racismo

Vale la pena mencionar que no es la primera vez que una plataforma de streaming se envuelve en este difícil tema social. También a raíz de las protestas por el asesinato de George Floyd, la líder Netflix fue de las primeras marcas en pronunciarse en torno a la situación. También se han cuestionado algunas prácticas publicitarias que estas plataformas y otros agentes llevan a cabo para potenciar sus negocios. Por supuesto, la actitud de la misma comunidad no ayuda.

Pero se tiene que aceptar que la lucha contra el racismo ha conseguido victorias importantes a lo largo de los años. De acuerdo con KTLA, las protestas por George Floyd en todo el mundo están permitiendo que se instauren reformas rápidas para solucionar los retos más urgentes. Según el Washington Post, también está provocando la caída de ciertos grupos políticos que aún se aferran a ciertas ideas. Y como muestra el New Yorker, está revelando fallas sistémicas.