No se trata de siempre llevar la contraria, pero sí de aclarar varias cosas que noto con mi trabajo común de todos los días y claro, con mis observaciones de cliente de a pie.
Hace dos años que le comercio electrónico creció en proporciones inimaginables. Existen mediciones que los aproximan a cerca de un 400% de crecimiento en el primer año de la pandemia mundial. Otra medición importante es que la producción mundial de cartón fue acaparada por compañías como Amazon, haciendo que la escalada de precios de estos insumos se incrementen a nivel local, regional y mundial. Basta con notar que de las entregas de paquetería de Mercado Libre y Amazon, en 10 entregas en última milla a casas, siete son entregadas ya en bolsas de plástico o en algún otro material sustituto. Los invito a que lo noten y sean observadores como clientes. No hay cartón suficiente en el mundo para entregar todo lo que pedimos por comercio electrónico y si seguimos pidiendo más cosas, se incrementará el precio del cartón y demás materiales para empacar envíos de productos.
No se trata de ser un rebelde, ni mucho menos un romántico analógico, pero sí realista para analizar que todo se trata de un equilibrio entre lo offline y lo online. Y no dejarse deslumbrar con espejitos. Ser observador como agencia, marca, cliente y audiencia. Se trata de ser un cliente de a pie para aplicarlo como consultor, agencia y marca. La mercadotecnia digital es mercadotecnia, debemos de dejarle de decir ya digital. Estamos casi a mediados del siglo 21. La mercadotecnia es digital y lo digital ya es un medio masivo, bueno casi masivo. Porque muchos de la pirámide aun no están bancarizados, pero lo estarán en menos de cinco años. La comunicación es comunicación y la mercadotecnia sólo es mercadotecnia. La publicidad es publicidad y ya.
En cuento al comercio electrónico, mucho de su cadena productiva es offline. Me refiero a que sólo ordenamos lo que necesitamos, mediante los algoritmos, nos comercializan más productos en catálogos predictivos y la entrega es mucho de la gran parte del trabajo. Hay miles de personas que todos los días entregan productos, en última milla. Me refiero a entregas programadas a cortas distancias desde un centro de distribución (CENDI) de forma manual y en empaques de plástico, cartón o sustitutos. Esta es la verdadera fuerza oculta y silenciosa del comercio electrónico. Que se entrega muy rápido y de manera muy efectiva. Porque si no funcionara bien, no volveríamos a pedir por estantes digitales.
De esto no nos damos ni cuenta, los procesos automatizados efectivos y sin fricción de servicio efectivos que fluyen perfectos para beneficio del cliente casi son imperceptibles y quedan en la memoria colectiva como procesos digitales, cuando en realidad son procesos que en gran porcentaje son offline. Llenos y plenos de logística y cadenas productivas ¿Difícil de creer verdad? Pero quizá poco a poco perdemos cierta noción de la realidad por la estrepitosa velocidad en la que vivimos, rodeados de algoritmos invisibles pero muy poderosos. Que nos mueven a nosotros, pero mueven al mundo que nos contiene.