El sábado 19 de mayo, uno de los eventos que generó tendencia internacional fue la boda real entre en aquel entonces príncipe Harry y Meghan Markle; desde la víspera marcas, productos y servicios se unieron a la conversación, y ni que decir en el evento e incluso después del acto.

De acuerdo con diversos reportes de prensa, múltiples marcas enviaron regalos al reciente matrimonio para aprovechar que su imagen se destacara; sin embargo, los obsequios tendrá que ser devueltos y recaerán sobre el pueblo inglés.

Según una publicación del diario británico Express, el valor de los presentes ascendería a los ocho millones de euros; no obstante una norma establecida durante 2003 tras una investigación llamada Peat Inquiry, sostiene que la familia real británica pueden usar, pero no quedarse, con regalos recibidos, además de que también permite que se donen al Estado.

En caso de que se trate de perecedero, como en el caso de la comida, entonces sí está permitido su consumo. Y es que el objetivo de este gesto, es que los duques no se conviertan en objetivos publicitarios. Por ejemplo, refiere la publicación, una marca denominada Bags Of Love, que se dedica a la impresión sobre tela, había creado y enviado un paquete de biquini y bañador para la pareja; en caso de que fuera usada, sería una perfecta publicidad para la firma.

El principio fundamental que rige los regalos es que no deben aceptarse si ponen al miembro de la casa real en una situación en la que tengan que dar algo a cambio, pero también se ha de tener cuidado para no ofender a quien otorga el mismo.

Los obsequios personales se anotarán estrictamente por el secretario privado del miembro de la casa real en cuestión, señala el documento oficial. De ahí que a partir de ahora lleguen las devoluciones, probablemente seguidas de notas de agradecimiento.

De igual forma, el único regalo que pidio el nuevo matrimonio, fueron donaciones a siete organizaciones (CHIVA, Crisis, la Fundación Myna Mahila, Scotty’s Little Soldiers, StreetGames, Surfers against Sewage así como The Wilderness Foundation UK).

A pesar de que se desconoce el monto de lo recaudado, según se ha informado mediando personas cercanas a los invitados. Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, donó 50 mil dólares a una organización, aunque no se trató de alguna de las siete mencionadas, sino a la canadiense Jumpstarr, que ayuda a niños desfavorecidos a entrar en el mundo del deporte.

Por su parte, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardem, dio tres mil euros a Pillars, una asociación para niños que sean hijos de presos.