Santiago, Chile.- Mientras que los países latinoamericanos que dan al Atlántico miran a Europa, Chile, tal vez por ser la nación ubicada más “al sur del mundo” y estar conectada con el Pacífico, históricamente ha recibido una influencia bastante directa de los Estados Unidos. Así, las hermosas construcciones europeas del centro de la capital a veces son olvidadas y el grupo social con más poder económico ha migrado a zonas altas de la ciudad, estableciendo barrios que bien podrían ser parte de la arquitectura de Los Angeles o Michigan. Lo mismo sucede con las tradiciones.
Y si bien grupos nacionalistas se niegan a celebrar fiestas foráneas, la mayor parte del país se ha rendido ante fiestas como la del “conejito” (Easter Bunny) y ahora Halloween, abriéndose una nueva instancia de elevar las ventas de dulces, chocolates y disfraces asociados a ambas celebraciones. Desde hace semanas, los supermercados y tiendas instalaron sus productos más atractivos para la ocasión, adelantando el marketing de fiesta.
De acuerdo a una investigación realizada por la Cámara de Comercio de Chile, las ventas han aumentado en un 20% desde el año 2004 a la fecha y se espera que sigan subiendo este año en que los chilenos comienzan incluso a decorar sus casas para la festividad.
Según la entidad, el gasto por persona asciende a unos 10.000 pesos por persona (20 dólares aproximadamente). De todas formas, está bastante lejos de los $USD 70 que gastan los estadounidenses durante estos días.
Los chilenos compran caramelos para regalar a los chicos que piden “dulce o truco” y junto con ellos, aumentan el consumo en familia, además de invertir en accesorios para la casa, disfraces e instancias de celebración, ya sea en forma particular o asistiendo a fiestas organizadas por discos y empresas de eventos.
¿Razones para seguir la tradición? Sólo celebrar, relajarse y compartir con los amigos. La verdadera conmemoración y homenaje a los difuntos se realiza al día siguiente con la gran asistencia por parte de la población a los cementerios de cada ciudad, para dejar flores y recordar a los que ya partieron. Lo demás, es marketing.