En un mundo donde la credibilidad es el recurso más escaso, la industria del marketing enfrenta un desafío monumental: devolver la confianza a los consumidores y asegurar que los mensajes publicitarios no solo lleguen, sino que también sean valorados.
Según un análisis realizado por la consultora de estrategias digitales 2btube, en 2024 ya hay más de 13,600 los influencers que tienen más de 100,000 seguidores en alguna de sus redes sociales y que pueden vivir de ello. Esto supone un aumento del 13.3% respecto al 2023.
El influencer marketing es un gran negocio. La plataforma de inteligencia empresarial Statista descubrió que la industria del influencer marketing tiene un valor de casi 22.6 mil millones de dólares (un aumento del 105 % respecto a 2021).
En este contexto, han surgido iniciativas disruptivas que prometen transformar el panorama de los influencers a través de un enfoque centrado en la verdad, la profesionalidad y la legitimidad. Pero, ¿cómo podría este modelo innovador impactar el marketing en México, un país donde la percepción de la influencia está más cuestionada que nunca?
En México, la desconfianza hacia los influencers ha crecido significativamente. Según estudios recientes, más del 60% de los consumidores en el país consideran que muchos creadores de contenido priorizan el beneficio económico por encima de la autenticidad. Este fenómeno se ha intensificado con la proliferación de publicidad disfrazada de recomendaciones sinceras, lo que ha erosionado la confianza en las plataformas digitales.
Hay agencias que ofrecen una solución que podría revertir esta tendencia: sustituir a los influencers tradicionales por periodistas, colaboradores y divulgadores respaldados por su experiencia profesional y por medios editoriales de prestigio. En México, esto podría significar la incorporación de figuras reconocidas de medios como El Universal, Reforma o Proceso, quienes cuentan con audiencias fieles y una reputación cimentada en la verdad.
Uno de los aspectos más innovadores de esta tendencia es la propuesta de integrar contenido de influencers en medios editoriales. En un país como México, donde los medios tradicionales siguen siendo una fuente de información confiable para millones, este modelo podría revitalizar el marketing de influencers.
Por ejemplo, imaginemos una campaña de una marca de tecnología que, en lugar de limitarse a las redes sociales, también aparezca en las páginas digitales de Milenio o Excélsior, respaldada por la opinión de un periodista experto en innovación.
Además, han surgido nuevas herramientas tecnológicas como Adsocy, una red social de contenido que permite amplificar los mensajes y garantizar que lleguen al 100% de la audiencia real. Esto no solo mejora el alcance, sino también asegura un mayor compromiso por parte de los consumidores.
El impacto de un modelo como este podría ser particularmente relevante en México, donde las marcas buscan constantemente formas de conectar con audiencias diversas y
exigentes. Este enfoque podría inspirar a las marcas mexicanas a replantearse sus estrategias y apostar por una comunicación más honesta y profesional.
En el mercado mexicano, hay numerosos casos en los que la falta de credibilidad de los influencers ha generado controversia. Un ejemplo reciente es el caso de un reconocido influenciador que fue acusado de promover productos con afirmaciones falsas, lo que resultó en una ola de críticas en redes sociales y una pérdida de confianza por parte de los consumidores.
Estos errores podrían evitarse al trabajar con periodistas especializados que garanticen la veracidad de la información y se apeguen a códigos éticos estrictos.
El marketing de influencers necesita una transformación radical. En México, un país con una rica tradición periodística y una audiencia cada vez más crítica, este modelo podría marcar el inicio de una nueva era para la industria.