Se habla desde hace tiempo sobre la omnicanalidad como una evolución del comercio electrónico, la interacción de varios canales o puntos de contacto para brindar la mejor posible experiencia al cliente o consumidor final.
Una de las integraciones mas relevantes continua siendo el uso del chat dentro de una experiencia digital, o la misma integración con servicios de voz para ayudar a concretar una venta o transacción digital. El uso de móvil o de sitios responsivos no es noticia pero sigue representando uno de los principales canales de entrada en el viaje del cliente: La navegación desde un celular ya supera a la computadora pero las transacciones aun se prefieren desde el equipo de escritorio.
Aun así, la omnicanalidad apunta hacia sitios interesantes que aceleran la experiencia, particularmente hacia las redes sociales. Estamos ante el formal inicio de una era mas tangible del “social commerce”. Se trata del un mejor aprovechamiento tecnológico de las principales plataformas sociales para elegir y comprar productos, tan solo con un clic.
Recién se anunciaron nuevas funcionalidades para ciertas redes donde con seguridad la integración del contenido digital con el botón de compra será una realidad. Veremos probablemente a nuestros “influencers” favoritos con algún atuendo o accesorio en el contenido que será disponible a la venta con solo uno o dos estímulos como máximo.
Otra señal representa el hecho de que redes sociales de alto alcance pudieran operar como bancos o incluso crear su propia criptomoneda, lo cual facilitaría las transacciones, tanto entre personas como en modelos B2C y B2B.
Otro inevitable cambio tiene que ver con el creciente rechazo a la publicidad digital y sus modelos intrusivos en el modelo programático. La aplicación de estrategias de contenido mas inteligentes y creativas serán un excelente complemento a los medios pagados, y en mi particular punto de vista, hay mucho terreno aun por explorar en la forma como acercamos la oferta de valor hacia la gente.
Estamos en un excelente momento regional para arriesgar y apostar por un pedazo del mercado, mismo que aun crece a doble dígito.
Al final todo se resume en modelos que faciliten la compra por impulso, libre de molestos registros y mas cerca del famoso “one click to buy”. Se trata de nuevas formas de comprar con una grata experiencia de usuario, pero a la vez con la información necesaria para tomar dicha decisión. Y esto no implica que desaparezcan las grandes plataformas o “marketplaces” pero quien se apunte a la innovación podría tomar un pedazo interesante del pastel en la rápida conversión.