Enmedio de la reunión para decidir las mejores alternativas para crear una estrategia de awareness con los agricultores de una región de México, uno de los responsables comerciales tuvo a bien señalar que, en lugar de hacer eventos en puntos estratégicos a lo largo de todo el estado, deberíamos concentrarlos en una o dos sedes “para no movernos tanto, porque además de más barato, pulverizar nuestra presencia no tiene implicaciones en el resultado”. Vamos a diseccionar ese comentario:
Concentrarnos en una o dos sedes: Cuando tienes el objetivo de probar un producto agrícola o de especialización, hacerlo en el lugar donde se encuentran tus clientes tiene mucha relevancia pues los cultivos y las prácticas agronómicas entre cada región por cercana que parezca, puede impactar a nivel técnico, de percepción, emocional o de desempeño.
Para no movernos tanto: La soberbia es un pecado capital de las marcas y compañías que definitivamente hay que evitar. No somos el centro del universo y si bien soy un creyente de que hay que balancear los beneficios de todas las partes, ejecutar una estrategia pensando primero en nuestra conveniencia, es una acción que se paga tarde o temprano.
Nos sale más barato: En ese caso en particular, la inversión ya estaba enfocada para cristalizar esa estrategia, el desafío del bajo presupuesto en Marketing debe atenderse creativamente y no sobre sintetizando nuestras acciones
Pulverizar nuestra presencia no tiene implicaciones: Tener presencia regional es muy distinto a pulverizar pues se plantea tratar a los asistentes a un evento con la importancia que tiene pues ellos, los clientes, destinaron tiempo para atender nuestra invitación y lo menos que podemos hacer es corresponder con esa atención. Y sí, si tiene graves implicaciones porque no hay clientes de primera o de segunda.
LA GUERRA DE LOS PRETEXTOS
Me permito complementar este compendio de argumentos para que esté alerta y evite su aparición a toda costa porque es bien sabido que perder la confianza de sus clientes es un asunto sumamente sensible.
Porque es más fácil para nosotros: Tener un volumen mínimo de mercancía para no cobrar envío o cargar la comisión bancaria que no queremos cubrir son decisiones que privilegian nuestra calma e inmovilidad. Una cosa es tener empatía con nuestros equipos y privilegiar nuestros procesos, pero otra muy diferente es ignorar nuestra obligación de entender que son nuestros clientes quienes llevan la voz cantante en el negocio.
Los que no quieran que no nos compren: Otra expresión de la soberbia que he tenido el desagrado de escuchar, es creer que la posición de liderazgo es eterna y que basta con decir que representamos a la compañía X o que vendemos el producto Y para que las puertas se nos abran. Esté muy atento a no caer en este comportamiento o si lo ve sucediendo en su organización, no tenga miedo en evidenciarlo por los canales adecuados.
Y como le he mencionado en este espacio, si en lugar de apoyo usted recibe de la organización una justificación a este comportamiento, (amigo/a date cuenta) piense cuál es su siguiente paso profesional.
SEMBRANDO REFLEXIÓN
Pensar que, por escribir la misión, visión y valores de la organización, definir los pilares de marca e implementar la correcta segmentación de clientes ya somos un socio confiable, puede ser que nos falte autocritica, un poco de análisis y sobre todo, ponernos las botas del cliente y caminar un poquito con ellas para saber lo que se siente.
¿Ha simulado ser cliente de su propia marca? ¿cómo se calificaría? Espero me comparta sus respuestas a través de cualquiera de mis redes sociales donde me encontrará como @soyjuanbecerril … hasta la próxima entrega.