Una idea que trascienda al tiempo y las geografías, la hoja en blanco de la innovación ¿existe? O solo es el pretexto para desacreditar los hechos.
Central del norte. Qué tal, salir de algún andén de esta central camionera después de eliminar la pesadumbre. Asomas a uno de estos puestos a pie de banqueta y haciéndote espacio entre la gente descubres un triciclo con dos ollas metálicas expulsando vapores con aroma de maíz.
Un pan que abraza un tamal acompañado de un atole de guayaba, preciso este combo fue una de las primeras experiencias en esta ciudad, la intimidante ciudad capital, ante los ojos de un niño provinciano. Han pasado 40 años mal contados de esta primera experiencia registrada en la memoria de un calificado glotón. Una de mis primeras recomendaciones para quienes visitan poco o por primera vez la ciudad. Para los mexicanos del norte del país resulta inexplicable el origen y ensamble de un pan francés o pan de barra con un tamal de mole verde en sus entrañas. El origen de dicho ensamble al parecer es Poblano, lo cierto es, que la mayoría de foráneos lo conocimos en esta ciudad.
Crear mi torta de tamal. Despegar en las mañanas con la permanente inquietud de “crear”. ¿Cómo aprender a observar? ¿Cómo tropicalizar los hechos del pasado y su inmanente influencia en los hechos del presente? La relevancia de lo “tradicional versus creatividad”.
La antropología de una marca. Tal vez, esto sea lo único verdadero detrás de la creación, los sabores, texturas y aromas de nuestros productos y servicios. ¿A qué huelen nuestros proyectos? En qué atmósfera envolvemos lo que se pretende. Aprender a través de la pregunta sobre de lo que nuestros clientes experimentan cuando nos conocen. ¿A qué sabe nuestro entregable?
Una cosa cierta sobre de aquel primer contacto con “La Guajolota” en la central, es el sabor a tradición y por qué no, ese sabor a México que encanta y enamora a quienes por primera vez saborean alrededor de una bici de tres llantas repleta de aromas. Por supuesto, las estrellas Michelín no están cerca de llegar a lugares adonde la urbanidad y lo cotidiano trasciende de boca en boca y de sonrisas calladas tras cada mordisco. Las estrellas de estos emprendimientos se dibujan con ansiedades silenciosas por hacer un alto casi obligado en un lugar en el que siempre verás caras satisfechas.