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En 2016, Greenpeace entró en conflicto con ganadores del Nobel por el uso de arroz genéticamente modificado
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Sainsbury reportó ingresos por 409 millones de libras esterlinas en Reino Unido durante 2018
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Los procesos de rebranding no necesariamente tienen que ser totales para ser efectivos o válidos
Hacer un rebranding no es una decisión que deba tomarse a la ligera. Las compañías solo deberían realizar estos procesos cuando quieran transformar su negocio en varios niveles, no solamente por una cuestión visual o de diseño. Así pues, es por lo general una situación que implica meses, sino es que hasta más de un año, de preparación. Y, al contrario del incidente que protagonizaron Sainsbury y Greenpeace, es algo que se realiza voluntariamente.
En información de The Drum, la compañía retail fue “atacada” por activistas de la organización. Greenpeace hizo un “rebranding” forzado del popular eslogan de Sainsbury, Live Well For Less. El grupo colocó la frase Couldn’t Care Less bajo el logo de la marca en sus cuarteles de Londres. Según la institución de protección medioambiental, la empresa reunió la mayor cifra de quejas en línea en contra de su uso desmedido de plásticos en Reino Unido este 2018.
Sainsbury habría recibido alrededor de cuatro mil 700 quejas por Twitter. Esta cifra superó ligeramente la registrada para Tesco, la marca retail más grande de Reino Unido. Greenpeace también acusó a la compañía de ser la que menos medidas para reducir su uso de plástico implementó desde enero de 2018. Además del rebranding forzado, el grupo activista entregó a la compañía miles de quejas de clientes, algunas impresas y muchas recopiladas en una USB.
¿Necesita Sainsbury un rebranding?
La organización para la defensa medioambiental no es una ajena al marketing. Además del rebranding forzado, criticó a Sainsbury con un spot parodiando la postura de la compañía. A mediados de abril también se le fue encima a Nestlé por su uso irresponsable de plásticos. Hace un año, enlistó la ayuda del actor Carlos Bardem para una campaña. En el pasado Greenpeace incluso se ha enfrentado a figuras políticas y se le ha acusado de plagio.
Con el “sabotaje” de Greenpeace a Sainsbury, se podría estar revelando una necesidad real de la compañía. La marca retail anunció la introducción de su primer tienda de alimentos que no requiere la intervención de colaboradores. Aunque no es exactamente el mismo concepto que presentó Amazon Go, revela un interés por ajustarse a nuevas tendencias tecnológicas. Si ya quiere alinearse a los intereses de la era digital, ¿no tendría sentido un proceso de rebranding?
Según Greenpeace, los mismos clientes de Sainsbury piden medidas más severas para reducir el uso de plástico. Hacer caso a estas demandas no solo calmaría los ánimos de la gente. Con la llegada de su tienda sin cajeros humanos, la retailer podría empezar un rebranding en forma. Entre la aceptación de soluciones ecológicas y la implementación de tecnología, tiene la oportunidad de reinventarse como una compañía innovadora y moderna en Reino Unido.
De hecho, ni siquiera tiene que ser un proceso generalizado o rápido. Podría emplear su nueva tienda sin cajeros humanos como la punta de lanza de este rebranding. Crear un logo, más moderno, y medidas ecológicas específicas que solo existan dentro de este local. De esta forma, la inversión para cambiar su identidad no sería, de inicio, tan grande. Y si la iniciativa fracasa o no tiene un éxito sostenible, puede vivir solo como una unidad de negocio más.