-
En su comercial, Greenpeace afirma que “el cambio está en camino, lo quieran los políticos o no“
-
Las oficinas locales de la organización se fundaron en 1977, tras la fusión de varios grupos medioambientales
-
Se espera que la elección federal de Australia se sostenga el próximo 18 de mayo
Durante los últimos años, la discusión sobre el cambio climático ha sido parte central del discurso político. En el entorno científico, hay expertos que ya intentan conciliar su misión por prevenir los efectos de este fenómeno con las caóticas decisiones de los gobiernos. Y tanto para bien como para mal, ha sido utilizada para impulsar las ambiciones de grupos políticos. Y en Australia, donde la relación es particularmente cercana, Greenpeace ha intervenido.
Con su comercial Change is coming, Greenpeace quiere concientizar al público de Australia sobre la existencia del cambio climático. A lo largo del cortometraje, se puede ver a varias familias afectadas por sequías, inundaciones e incendios en todo el país. La organización termina su video alentando al público a “lograr que el carbón sea historia”. En la descripción del contenido en YouTube, la plataforma hace referencia directa a las elecciones federales.
El video es parte de una campaña de mayor envergadura de Greenpeace. En el sitio web de la iniciativa, se invita a los habitantes de Australia a firmar una carta para la clase política. Asimismo, busca detener la generación de energía a través de combustibles fósiles, en especial carbón, petróleo y gas. Y en particular, quiere detener una nueva mina que, según la misma organización y otros grupos afines, podría ser devastadora para el medio ambiente.
Greenpeace y su interferencia política
Si bien es la organización más reconocida a escala global en el tema, Greenpeace no es la única que lucha por un mundo ecológicamente más responsable. Patagonia, con una amplia tradición en el ámbito, puso en abril un alto a todos sus tratos con negocios poco responsables. Y aunque no se enfocó en medio ambiente. Microsoft también se ha involucrado en política, pues defendió a sus empleados migrantes del gobierno en agosto pasado.
Pero con su comercial, Greenpeace podría haber cruzado sus límites como organización. La institución no recomendó directamente a los votantes algún partido político. Su campaña general de hecho no va dirigida a atacar o convencer a una sola agrupación. Pero según The Guardian, hay solo una opción en las próximas elecciones federales que es coherente con la lucha medioambiental. Y los Verdes Australianos también están en la carrera por el control del país.
La afinidad entre Greenpeace y los Verdes dista mucho de ser una clara asociación. Además, en su rol como organización sin fines de lucro, el grupo tiene un margen de acción político mucho más amplio de lo que se le concedería a cualquier marca o compañía. Si bien el comercial está alineado a las acciones históricas de la institución, también es cierto que a varios agentes les preocupa la interferencia de agentes externos en procesos democráticos.
Así pues, en el corto y mediano plazo, Greenpeace debería vigilar cuidadosamente el tipo de mensajes que transmite. No solo es una organización internacional, con intereses que trascienden las dinámicas de un único país. También tiene un pequeño historial de iniciativas publicitarias dudosas. Si no quiere verse envuelta accidentalmente en una controversia, debe reafirmar su postura como un agente neutro en el proceso democrático australiano.