La lactancia materna es un derecho humano fundamental reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF. Este derecho se basa en el derecho a la salud, la alimentación y el desarrollo de los niños, así como en el derecho de las madres a la protección y el apoyo durante la lactancia, especialmente en el periodo en el que se encuentran laborando para una empresa.
En los últimos 12 años se ha registrado un incremento global superior al 10% en la alimentación exclusiva con leche materna de infantes menores de seis meses, este progreso aún dista de ser homogéneo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi la mitad (48%) de los lactantes del mundo se benefician de este “excelente comienzo en la vida”. Sin embargo, persisten importantes diferencias regionales.
Mientras que en Asia del Sur y África Oriental y Meridional en torno al 60% de los bebés de 0 a 5 meses se alimentan exclusivamente con leche materna, en América Latina este porcentaje desciende al 43%. Aún más preocupantes son las tasas registradas en Norteamérica (26%) y Europa del Este y Asia Central (36%), donde la lactancia materna hasta los seis meses sigue siendo un reto.
Esta disparidad refleja la influencia de diversos factores socioculturales, económicos y de políticas públicas en las prácticas de alimentación infantil. Uno de los principales obstáculos identificados por la OMS es el “marketing agresivo de los sucedáneos de la leche materna”, especialmente en los países de altos ingresos.
Frente a este panorama, la recomendación de la OMS de promover la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y continuada hasta los dos años o más, cobra una relevancia fundamental. Garantizar el acceso universal a este alimento natural, irremplazable y lleno de beneficios para la salud de madres e hijos, es un desafío global que requiere el compromiso y la acción coordinada de gobiernos, organizaciones y sociedad civil.