A pesar de que la democracia es un sistema ampliamente adoptado y defendido, se observan tendencias preocupantes que ponen a prueba su estabilidad y funcionalidad en diversos contextos.
En primer lugar, se destaca el aumento de movimientos autoritarios y populistas en varias regiones del mundo. Estos movimientos suelen erosionar los principios democráticos mediante la concentración de poder en manos de líderes carismáticos, la supresión de la oposición y el debilitamiento de las instituciones independientes.
Por otro lado, la influencia de las nuevas tecnologías en los procesos democráticos ha sido objeto de un intenso escrutinio. Si bien las redes sociales y la tecnología digital ofrecen oportunidades para la participación ciudadana y la transparencia, también pueden ser utilizadas para difundir desinformación, manipular opiniones y socavar la integridad de los procesos electorales. La necesidad de regulaciones efectivas para abordar estos desafíos se ha vuelto cada vez más apremiante.
A pesar de estos desafíos, persisten razones para el optimismo. La sociedad civil, los medios de comunicación independientes y las instituciones democráticas siguen desempeñando un papel crucial en la defensa y promoción de los valores democráticos.
Actualmente el apoyo a la democracia se encuentra en el nivel más bajo desde 1995, como consecuencia ante la indiferencia al tipo de régimen, la preferencia a favor del autoritarismo, así como un desplome del desempeño de los gobiernos y de la imagen de partidos políticos. Esta recesión democrática es reflejo del declive y la vulnerabilidad a la que han llegado los países de la región tras una década de deterioro continuo.
Prácticamente América Latina enfrenta una recesión democrática, un desplome del desempeño gubernamental y una debilidad por parte de la élite política.
Gráfica del día: Panorama de la democracia a nivel global
El Índice de Democracia Global de The Economist evalúa la salud democrática de 167 países desde 2006, dividiéndolos en cuatro categorías. En 2023, solo el 8% de la población mundial vivía en democracias plenas. Hubo un retroceso democrático generalizado, especialmente en América Latina, Oriente Medio y el norte de África. Precisamente, el 39% de la población mundial vive bajo regímenes autoritarios. En América Latina, hubo un octavo año consecutivo de retroceso, con América Central como la subregión más afectada. Aunque hay democracias sólidas como Uruguay y Costa Rica, también hay regímenes autoritarios y crisis políticas, como en El Salvador y Haití.