Durante el año pasado, una de las constantes fue el encarecimiento de ciertos productos ante el seno repentino que muchos procesos de producción sufrieron a nivel mundial. En este sentido, ciertos alimentos y productos vieron un ligero aumento en sus precios ante la carencia de materias primas, lo que llevó a muchas empresas a tomar decisiones importantes en términos de producción y distribución.
A mediados del año pasado, grande marcas como Coca-Cola, Mondelez o Pepsi decidieron reducir su oferta para centrarse en sus productos clave, con el fin de optimizar sus cadenas de producción.
Cuando menos así lo refirió un análisis firmado por CNN, el cual argumentaba que la medida respondía a la necesidad de hacer más eficientes las cadenas de suministro.
Para apostar por variedad de marcas antes que por volumen de productos, las empresas deben parar sus plantas de producción para cambiar de línea de producto, algo que es casi imposible en un momento como en el que la demanda de ciertos productos habría aumentado de forma notable, al tiempo que las marcas buscaron optimizar al máximo cada recurso.
“Cuanta menor complejidad hay (en la cadena de suministro), mayor es la oportunidad de éxito”, ha dicho en una de las conferencias con inversores el CEO de Coca-Cola, James Quincey.
El precio de los alimentos baja
En buena medida, estas decisiones también fueron tomadas por el encarecimiento de ciertos productos, en donde sin duda, el sector alimentos fue uno de los que más padecieron ante el freno de la producción y los efectos negativos que la pandemia tuvo en industrias como la agrícola o ganadera.
A poco más de un año, este escenario parece mejorar de manera ligera aunque visible. Cuando menos así lo demuestra la gráfica del día, misma que utilizando datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indica que por primera vez en el último año el precio de los alimentos considerados de canasta básica.
De esta manera, el índice de precios de los alimentos de la FAO se ubicó en junio d este año en un promedio de 124.6 puntos, lo que se traduce en un 2.5 por ciento menos que en mayo pasado.
No obstante, a tasa anual, la cifra representa aún un 33.9 por ciento más que lo registrado durante el mismo periodo del año pasado. Este deceso supone la primera caída del índice tras 12 meses de aumentos consecutivos.
En este punto es justo reconocer que tal y como indican desde la propia FAO, “el índice de precios de los alimentos de la FAO hace un seguimiento de los precios internacionales de los productos alimenticios más comercializados a escala mundial. La caída de junio obedeció al descenso de los precios de los aceites vegetales, los cereales y, si bien de forma más moderada, los productos lácteos, que compensó con creces el aumento general de las cotizaciones de la carne y del azúcar”.