En la búsqueda de un estilo de vida más sostenible, muchas personas se preguntan si deberían optar por la leche vegetal en lugar de la animal pero esta pregunta va más allá de la nutrición y abarca consideraciones ambientales, éticas y económicas.
En los últimos años se ha visto como la preocupación por el impacto ambiental ha ido en incremento, lo cual ha concientizado hasta cierto punto a algunas personas, y es que a medida que la lucha contra el cambio climático se vuelve cada vez más importante, la gente de todo el mundo está más dispuesta a pagar más por la sostenibilidad.
De acuerdo con datos de Statista, en 2022, los compradores de todo el mundo estuvieron dispuestos a pagar hasta un promedio de 24 por ciento más por bienes de consumo producidos de manera sostenible. Como era de esperarse, aquellos con ingresos más altos estuvieron dispuestos a gastar más que aquellos con ingresos medios o más bajos.
Por otro lado, se ha visto como las empresas cada vez son más flexibles en las preferencias de los consumidores, pues ha surgido una división entre los que prefieren leche vegetal por ser intolerantes a la lactosa, y los que optan por la de vaca.
La leche vegetal derivada de fuentes como almendras, soja, avena o coco, ofrece varios beneficios, uno de ellos es que es naturalmente libre de lactosa, lo que la hace apta para personas con intolerancia. Además, suele contener menos calorías y grasas saturadas en comparación con la leche animal, la cual tiene un impacto ambiental significativo, ya que requiere de grandes cantidades de agua y alimentos para el ganado, lo que contribuye a la deforestación y la escasez de recursos naturales.
Gráfica del día: Leche vegetal o animal, ¿Cuál es más sostenible?
No es del todo sorprendente que, entre las opciones de leche analizadas, la leche de vaca sea la menos amigable con el medio ambiente en cuanto a las emisiones de dióxido de carbono y al consumo de agua asociados a su producción. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la sostenibilidad de las leches vegetales también varía.
Según un estudio de la revista Science publicados en The New York Times, cada litro de leche de vaca que se produce requiere 628 litros de agua y genera 3,2 kg de CO₂. Incluso la bebida vegetal que necesita más agua, la leche de almendras, solo utiliza el 60 por ciento de esa cantidad, mientras que la leche de soja y la leche de avena son opciones aún más sostenibles en términos de uso de agua. Por otro lado, la leche de arroz provoca menos del 40 por ciento de las emisiones de CO₂ generadas por la leche de vaca.
Además, otro factor importante para determinar el impacto ambiental es el método de producción. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Cambridge, se ha demostrado que la huella de carbono de la leche de vaca puede reducirse significativamente mediante la transición a una agricultura sostenible basada en el pastoreo.