Los consumidores de bebidas energéticas se dividen principalmente en dos grandes grupos: jóvenes adultos y deportistas o personas con estilos de vida activos que requieren un impulso adicional para mejorar su rendimiento físico. Para los primeros, estas bebidas representan una solución rápida para combatir el cansancio y mejorar la concentración, especialmente en situaciones de alta demanda, como el trabajo, el estudio o actividades nocturnas. Por otro lado, los deportistas las utilizan como parte de su régimen para obtener beneficios adicionales en términos de resistencia y recuperación muscular.
Sin embargo, también existe una creciente conciencia sobre los posibles efectos negativos de estas bebidas. Algunas preocupaciones comunes incluyen el alto contenido de cafeína, el azúcar y otros aditivos que podrían tener efectos adversos a largo plazo, como problemas cardíacos, ansiedad o insomnio.
Además, el consumo de bebidas energéticas no se limita a su uso como refresco o complemento alimenticio. Algunos consumidores los utilizan en contextos sociales o recreativos, mezclándolos con alcohol, lo que ha levantado preocupaciones adicionales sobre los efectos combinados de estos estimulantes con bebidas alcohólicas.
Bajo esa premisa, el consumo de bebidas energéticas ha alcanzado una notable popularidad en América Latina, destacándose en países como Perú, Brasil y Chile, según los datos más recientes de la macroencuesta Statista Consumer Insights.
Precisamente, Perú encabeza la lista en la región, con un 30% de los participantes señalando que consumen bebidas energéticas de forma habitual. Brasil sigue muy de cerca, con un 29% de consumidores frecuentes, mientras que Chile ocupa la tercera posición con un 27%, evidenciando patrones de consumo comparables.
En el cuarto lugar se encuentra México, donde un 25% de los encuestados afirmó consumir este tipo de bebidas regularmente. Otros países de la región muestran cifras más moderadas, como Colombia (23%), República Dominicana (22%) y Argentina (21%), indicando un menor nivel de adopción en comparación con los líderes de consumo.