La desinformación se ha convertido en un fenómeno preocupante en América Latina, afectando de manera significativa la percepción pública, la toma de decisiones y la estabilidad política en la región. Este problema no es nuevo, pero ha adquirido una nueva dimensión en la era digital, donde la velocidad de propagación de noticias falsas y la manipulación de la información han alcanzado niveles alarmantes.
Uno de los principales desafíos radica en la dificultad para distinguir entre información veraz y falsa. Las redes sociales, con su capacidad para difundir contenido de manera rápida y masiva, se han convertido en un terreno fértil para la desinformación. Campañas orquestadas con motivaciones políticas, sociales o económicas utilizan estas plataformas para sembrar noticias falsas, creando confusión y polarización en la sociedad.
Además, la falta de educación mediática y digital en muchos países de la región contribuye a la vulnerabilidad de la población ante la desinformación. La habilidad para discernir entre fuentes confiables y no confiables, así como la comprensión de cómo funciona la propagación de información en línea, son aspectos cruciales que a menudo son pasados por alto.
Los periodistas y medios de comunicación también enfrentan desafíos significativos. La presión para generar noticias de manera rápida, combinada con la competencia por la atención del público, puede llevar a la difusión de información no verificada. La falta de recursos y la amenaza de represalias políticas también ponen en riesgo la integridad de la información que se presenta al público.
Gráfica del día: La desinformación en América Latina
La propagación de desinformación se ha convertido como un desafío persistente en la vida diaria de América Latina, según lo evidencia el estudio “Fake news – Desinformación en Chile y LatAm”, llevado a cabo por la firma de investigación de mercado Activa en colaboración con la Worldwide Independent Network of Market Research. Durante el período comprendido entre el 9 de octubre y el 10 de diciembre de 2022, se entrevistaron a 6 mil 049 participantes en ocho países latinoamericanos con el propósito de explorar la percepción ciudadana respecto a la desinformación o “fake news”.
Los resultados del estudio señalan que un porcentaje notable de los encuestados se enfrenta a noticias engañosas o falsas a diario o casi a diario. Precisamente Brasil encabeza la lista con un 60 por ciento, seguido de cerca por Ecuador con un 58 por ciento. Asimismo, Colombia, Chile y Argentina experimentan niveles elevados, con un 53 por ciento, 52 por ciento y 51 por ciento, respectivamente.
Aunque México, Perú y Paraguay registran cifras ligeramente inferiores, con porcentajes del 43 por ciento, 39 por ciento y 38 por ciento, respectivamente, no escapan a esta problemática. Estos resultados plantean cuestionamientos sobre la posible influencia y el impacto que la desinformación puede tener en la toma de decisiones, tanto a nivel individual como colectivo, en estos países.
Adicionalmente, el informe revela que el 73 por ciento de los encuestados en los ocho países objeto de estudio considera que la desinformación en las noticias constituye un problema relevante en su nación. Estos hallazgos subrayan la urgencia de abordar esta problemática para preservar la integridad de la información y fortalecer la capacidad crítica de la sociedad latinoamericana frente a la desinformación.
Para abordar este problema, es esencial fortalecer la educación mediática desde una edad temprana, promoviendo la capacidad crítica de la población para evaluar la información. Además, se necesita un esfuerzo conjunto entre gobiernos, plataformas digitales, medios de comunicación y la sociedad civil para desarrollar estrategias efectivas de verificación de hechos, promover la transparencia y combatir la problemática de manera coordinada.